martes, 5 de noviembre de 2019

Por Italia 39 - Florencia 20 - Los frescos de Gozzoli en la capilla del Palazzo Medici-Riccardi



Ya otro día había entrado en el patio, porque pillaba en el camino natural al centro de Florencia, pero esta vez fuimos directos a la capilla, con frescos de Benozzo Gozzoli, de un grandísimo esplendor, que representan la comitiva de los Reyes Magos y están repletos de retratos de la gente bien de la época. Lo bueno es que estaban envolviendo lo importante, el altar y un cuadro de la Virgen con el Niño. Dicho lo cual, esos frescos son bonitos, vistosos, sí, pero les faltaba -no sé cómo decirlo- grandeza, hondura o emoción, algo de eso, siendo todo, vamos a decirlo así, "muy bonito".

Pongo tres fotos de la web oficial para que lo veáis bien. Luego mis fotos (en el mejor de los casos) podrán daros una idea del "sitio":







Aquí van mis fotos, con gran detalle de animales y ese gusto por los más exóticos como el leopardo, que aquí parece de Louis Vuitton:


Qué bien, pintar pinos de copa alta y esos cipreses que recorren todo el Quattrocento:








Con esta foto veis el Sitz im Leben de los frescos:


Y ese gusto por las plantitas:


Yo empecé a ver aquí lo que luego veía por todas partes, la cabeza griega de bronce del Museo Arqueológico:


Criticamos los selfies, pero aquí todo el mundo quería quedar retratado:


En la zona del presbiterio sólo están los ángeles, con lo que podéis ver que todo estaba bien pensado y todo tiene una jerarquía y no se trata sólo de pintar por pintar, sino de adornar lo mejor posible una capilla que es para celebrar la Misa, no para celebrarse:



Esto era el centro, muy bonito (aunque la tabla es una copia de la original, de Lippi). El altar:


Y muy bien, puestos a elogiar, las pilastras y los techos:






Una pena tener que hacer la foto de lejos, pero había más animales pintados por allí. Vaya, en la wikimedia hay una foto de detalle:


El resto del Palacio eran estancias oficiales tirando a aburridas. En un lado tenían bustos romanos. Había uno de un niño muy bonito:


Y este, aunque roto, tenía mucha fuerza:




Por visitar el palacio cobraban 7 euros. Y tres más por una exposición obligatoria de un idiota, que se hace llamar Obey, que hizo el cartel de Obama: yo me quejé, pero nada, tuve que pagar esos tres euros igual. Ya veis, en un sitio así y caen en tener que hacer exposiciones bobas de cartelistas enfangados en su conciencia de superioridad moral.

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