Una semana de moverme por Italia viendo cosas de las mejores que un ser humano puede ver en su vida: el día 5 de agosto me lo tomé (el primero tranquilo en Florencia) de descanso, sin ir a ver nada, teniéndolo todo a la mano. Ya veis.
El día 6 fuimos a visitar San Miniato al Monte, un monasterio que está en una colina que vigila toda Florencia, al otro lado del río.
Fuimos en autobús. La parada, a trescientos metros de la casa donde iba a pasar las tres semanas siguientes, tenía esta vista:
Fuimos en autobús: hacía un calor tremendo. Llegamos a la Plaza Michelangelo, donde resulta que está la vista típica archiconocida, pero, así y todo, impresionante. Al día siguiente volvimos, cuando estaba cayendo el sol, y había un montón de gente: claro, es que qué vista.
Desde san Miniato era más dramática todavía:
Subimos desde la plaza a san Miniato y en el camino había un monasterio franciscano. Yo, que soy muy de lápidas, le hice una foto a esta tan triste:
El día 6 fuimos a visitar San Miniato al Monte, un monasterio que está en una colina que vigila toda Florencia, al otro lado del río.
Fuimos en autobús. La parada, a trescientos metros de la casa donde iba a pasar las tres semanas siguientes, tenía esta vista:
Fuimos en autobús: hacía un calor tremendo. Llegamos a la Plaza Michelangelo, donde resulta que está la vista típica archiconocida, pero, así y todo, impresionante. Al día siguiente volvimos, cuando estaba cayendo el sol, y había un montón de gente: claro, es que qué vista.
Desde san Miniato era más dramática todavía:
Subimos desde la plaza a san Miniato y en el camino había un monasterio franciscano. Yo, que soy muy de lápidas, le hice una foto a esta tan triste:
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