Es mucho pasarse, los esponsales de Rafael, así que os dejo una foto del Museo:
Yo de Rafael nunca he sido del todo, sobre todo de los grandes cuadros: yo le guardo mucho cariño a la Virgen del Prado y a algún retrato, pero no mucho más. Esta línea, muy de su maestro Perugino, acaba siendo demasiado dulce, como alquitarada. La verdad es que fuimos prácticamente huyendo del trío Rafael, Leonardo (y eso que tenían este verano exposiciones suyas en cada pueblo de Italia) y Miguel Ángel. Todo era Quattrocento, casi nada Cinquecento.
La cosa es que Rafael es de Urbino, donde pasó un tiempo Piero della Francesca y donde estuvo también Bramante, del que me impresionó su Cristo atado a la columna:
Piensas que es el mismo Bramante que hizo lo de san Satiro y sobre todo el templete de san Pietro in Montorio y piensas: qué tio.
Nos paramos tiempo en otra sala, en un cuadro de Luca Signorelli, también discípulo de Piero della Francesca, pero no tan aventajado. Aquí creo que le influye Pollaiuolo; la cosa es que esa composición la he visto en un montón de cuadros que le imitaron:
Es toda una sinfonía de posiciones, en una especie de serenidad -la de Cristo, en el medio- que se sobrepone al poder (los recuerdos de la antigüedad clásica al fondo) y la violencia de los verdugos:
Pies de Signorelli
Yo de Rafael nunca he sido del todo, sobre todo de los grandes cuadros: yo le guardo mucho cariño a la Virgen del Prado y a algún retrato, pero no mucho más. Esta línea, muy de su maestro Perugino, acaba siendo demasiado dulce, como alquitarada. La verdad es que fuimos prácticamente huyendo del trío Rafael, Leonardo (y eso que tenían este verano exposiciones suyas en cada pueblo de Italia) y Miguel Ángel. Todo era Quattrocento, casi nada Cinquecento.
La cosa es que Rafael es de Urbino, donde pasó un tiempo Piero della Francesca y donde estuvo también Bramante, del que me impresionó su Cristo atado a la columna:
Piensas que es el mismo Bramante que hizo lo de san Satiro y sobre todo el templete de san Pietro in Montorio y piensas: qué tio.
Nos paramos tiempo en otra sala, en un cuadro de Luca Signorelli, también discípulo de Piero della Francesca, pero no tan aventajado. Aquí creo que le influye Pollaiuolo; la cosa es que esa composición la he visto en un montón de cuadros que le imitaron:
Es toda una sinfonía de posiciones, en una especie de serenidad -la de Cristo, en el medio- que se sobrepone al poder (los recuerdos de la antigüedad clásica al fondo) y la violencia de los verdugos:
Pies de Signorelli
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