viernes, 17 de mayo de 2019

Guadalupe Ortiz de Landázuri

Mañana será beatificada Guadalupe Ortiz de Landázuri, la primera persona del Opus Dei tras san Josemaría y el Beato Álvaro del Portillo.

Yo os recomiendo sus cartas a san Josemaría. Se ha publicado una selección: le cuenta cosas normales y a veces se refiere a sus ratos de oración. Ahí es donde más me impresiona:
(...) noto que gracias a esas cruces voy teniendo más presencia de Dios y cada día me ocupo menos de mí. Esto me da mucha alegría. Solamente en el oratorio veo con mucha claridad mis defectos grandes, grandes, me humillo y no me vuelvo a preocupar. A veces creo que debía sentir más remordimientos, pero no los tengo; ni el pensar en las faltas de antes me da preocupación.

Padre: Pienso mucho las cosas, y le pido al Señor que me ayude, y cómo noto que nunca me deja. En la oración a veces no puedo pensar en nada, noto como la cabeza cansada de discurrir y sólo me agrada apoyarme en el Señor y sentirme allí; entonces noto cuánto le quiero y soy muy feliz. El resto del día, mi presencia de Dios es poner toda la cabeza en las cosas que tengo que hacer (porque si no, no sale nada bien, necesito fijarme mucho, no soy nada rápida ni lista para pensar).

De mí también quiero contarle algo bueno. Que estoy contenta, que pongo lo que soy en todo, cada día con más ilusión, pero nada me ata. Pienso que si en el momento que fuera me dijesen que dejara … algo o todo, no me costaría nada: ni personas, ni cosas. Parece que estoy loca, porque humanamente sería imposible unir estos dos sentimientos, pero esto es precisamente lo que me da la seguridad de que en el fondo está Dios; aunque, sobre todo en los ratos de oración, no le sienta casi nunca esta temporada. El resto del día casi no pierdo la presencia de Dios, que es de una forma tan real, que no llego a tener nunca la sensación de que estoy sola.
Una mujer de una gran sensibilidad, trabajadora, de gran reciedumbre.

Creo que la han sacado muy bien en este cuadro, que está en la iglesia del Caballero de Gracia de Madrid, donde van a estar sus restos; es una iconografía de santa bastante poco habitual, pero al pintor, Ignacio Valdés, le ha quedado muy lograda. Parece que, junto a los aparatos de laboratorio (era química) la clave es un libro que se titula Aprite le fenestre, título de una canción italiana que le gustaba a san Josemaría, que decía que le gustaría que se la cantaran al morir, porque la letra dice: «Abrid la ventana al nuevo sol, es primavera, fiesta del amor»:



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