Ayer, por fin, pude leer una buena parte de Correo literario, un libro que recoge las respuestas que daba Wislawa Szymborska a los que se atrevían a enviar sus obras primerizas para su posible publicación en una revista literaria en la que ella trabajaba. El libro no lo he acabado todavía; mirad este comentario, que remite a su vez a una selección de las mejores respuestas. Me está divirtiendo mucho, también porque trata con compasión a todos, incluso a los más patéticos de los pretendidos poetas. Me compadezco de todos ellos también, viéndome reflejado en todos.
En la era cibernética, yo tengo la ventaja de poder escribir aquí, en esta especie de pizarra a la vista: no será de mucha calidad lo que pongo, pero al menos nadie está obligado a leerlo y tampoco pesa sobre mi conciencia estar gastando el dinero de nadie en algo que no es la suma de la excelencia. Escribo para amigos y espero el milagro de escribir alguna vez algo realmente bueno. Mientras, al menos intento señalar cosas que a mí me parecen valiosas de otros.
Leí hace unas semanas una antología sobre Dios en la poesía actual y ahí volví a leer el poema «Oración por nosotros los poetas menores» de Enrique García-Máiquez, de lo mejor del libro, por cierto. Yo, ni a poeta menor llego, porque no soy poeta ni (casi) de deseo, pero qué consuelo leerlo, a mi nivel, otra vez, como linimento.
En la era cibernética, yo tengo la ventaja de poder escribir aquí, en esta especie de pizarra a la vista: no será de mucha calidad lo que pongo, pero al menos nadie está obligado a leerlo y tampoco pesa sobre mi conciencia estar gastando el dinero de nadie en algo que no es la suma de la excelencia. Escribo para amigos y espero el milagro de escribir alguna vez algo realmente bueno. Mientras, al menos intento señalar cosas que a mí me parecen valiosas de otros.
Leí hace unas semanas una antología sobre Dios en la poesía actual y ahí volví a leer el poema «Oración por nosotros los poetas menores» de Enrique García-Máiquez, de lo mejor del libro, por cierto. Yo, ni a poeta menor llego, porque no soy poeta ni (casi) de deseo, pero qué consuelo leerlo, a mi nivel, otra vez, como linimento.
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