jueves, 25 de octubre de 2018

Ver volar belugas

El título es por amor a la aliteración, porque en realidad más que nadar, lo que hacían las belugas, ballenas blancas, era estar casi siempre al borde del agua, pero saliendo cada cuarto de hora a un agujero en el hielo a respirar. La cosa, ya angustiosa de por sí, si la trasladamos empáticamente a eso mismo pero en una experiencia humana, ganaba todavía más en emoción con un oso polar en el borde del agujero y metiéndose además en el agua cuando lo veía mejor para atacar. Que la cosa iba en serio se vio después, cuando un oso y un montón de gaviotas aparecían dándose un festín de beluga crudo: por dentro sus vísceras eran bien rojas. Luego aparecieron unos zorros muy simpáticos, a contribuir al despiece.
Todo esto porque, después de Planeta Azul II de la BBC, estamos viendo la serie previa, Planeta Azul, de 2001. Está muy bien también, aunque en estos años se ha acelerado tremendamente la velocidad, hasta en los documentales. A mí, en este programa de animales de los Polos, hubo un momento que me daba ya hasta un poco de sueñín, con los pingüinos emperadores y las morsas pasando tan grácilmente de un lado a otro de la pantalla.

Pero no hace falta que me moleste. Que lo podéis ver vosotros:

2 comentarios:

  1. Para mí los pingüinos emperadores y sus épicas ("en el sentido más peyorativo del término") vidas son los nuevos leones de los documentales, y de tan manidos ya me causan un soberano aburrimiento... dejando esto a un lado, me descubro ante esta serie de documentales, como siempre.

    Y como me da pereza comentar en las otras entradas, diré que me han gustado mucho los pasajes que has seleccionado el libro ese de Soria, y concuerdo con que la versión de Cariño de "Llorando en la limo" me gusta mucho más que la original.

    ResponderEliminar
  2. A mí me está empezando a pasar con los pingïnosemperadores, que siempre los sacan en estos documentales. Quizá por eso me empezó a entrar sueño.

    ResponderEliminar