Llorada periódicamente por las gacetas locales y los picheleiros de pro [ese es el nombre que se da a ese ser mitológico que casi ni conozco, el Santiagués-de-toda-la-vida], la estación de Castromil que estaba donde ahora la plaza de Galicia, es como el eco de todas las lágrimas de un pasado mejor.
En la exposición de Díaz Baliño y Díaz Pardo había un cartel, que no me aclaré si era del padre o del hijo, un poco estropeado, pero bonito
En la exposición de Díaz Baliño y Díaz Pardo había un cartel, que no me aclaré si era del padre o del hijo, un poco estropeado, pero bonito
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