lunes, 18 de junio de 2018

El viaje a Burgos 1

Pongo "el viaje" porque es probable que sea lo más lejos que vaya este 2018. Este verano me quedo por aquí y no hay en el horizonte nada por ahora (acepto invitaciones, especialmente a Italia y USA).

Me hacía todavía más ilusión volver a Burgos a estas alturas porque preveía un paisaje espectacular y superó todas mis expectativas. Yo contaba con ver amapolas (en Galicia, que tanto tiene, no las hay, ay), pero no esa apoteosis del rojo. Todo el tiempo las vi, pero especialmente por esa llanura inmensa cerca de Urueña, donde había campos enteros de puro rojo: hasta cegaba esa rojez que superaba todas las gamas del rojo, era hasta doloroso.
Para colmo, los trigos estaban de un verde restallante. 

Por la tarde, en un programa de Radio Clásica pusieron la copla de Concha Piquer en la que compara los Ojos verdes "al trigo verde".

Por no hablar de los ribazos, repletos de flores amarillas, violetas, azules. El sábado mi madre se acordó, viendo las flores amarillas de la retama, de este poema, que le recitaba su abuela Margarita:
Retama, retama
la Virgen te llama
pa' que hagas la cama
del niño Jesús,
que está cansado
de llevar la cruz.

4 comentarios:

  1. Envidia es lo que me das.

    Un abrazo

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  2. Seguro que por los sitios que recorres tendrás un paisaje parecido. Gracias por el comentario: he descubierto que tenía unos cuantos sin aceptar porque Blogger ya no me manda avisos al mail.

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  3. Las amapolas gallegas, al menos las lucenses, son de un rojo pálido, casi anaranjado.

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    1. Por aquí no hay. En Lugo y en Orense sí que debe de haber. Las de Tierra de Campos eran de un rojo brutal. Estaba el campo como nunca.

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