Me he terminado ya el Poema de Fernán González: una delicia.
Un detalle de los inicios (legendarios) de la vida del conde, cuando fue raptado de niño por un carbonero («furtóle un pobreciello que labraba carbón) y criado en el monte es el siguiente:
Un detalle de los inicios (legendarios) de la vida del conde, cuando fue raptado de niño por un carbonero («furtóle un pobreciello que labraba carbón) y criado en el monte es el siguiente:
Cuando iba el mozo las cosas entendiendo¿No es precioso lo de «las cosas estrañas»? Me recuerda, por otro lado a «las ínsulas extrañas» del Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz
oyó cómo a Castiella moros iban corriendo [=persiguiendo, haciendo razzias]:
«Valas me [=Me valgas] —dijo— Cristus, yo a ti me encomiendo,
en coita [=cuita, penas] es Castiella segúnt que yo entiendo.
Señor, ya tiempo era, si fuese tu mesura [=deseo],
que mudases la rueda [=la rueda de la Fortuna], que anda a la ventura:
asaz [=bastante] han castellanos pasada de rencura [=sufrimiento],
gentes nunca pasaron atán mala ventura.
Señor, ya tiempo era de salir de cabañas,
que non so yo oso bravo por vevir [=vivir] en montañas;
tiempo es ya que sepan de mí las mis compañas
e yo sepa d’el mundo e las cosas estrañas. (179-181)
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