El título -advierto- no es un ataque personal. A mí, lo que es caerme, Martiño no me cae mal y lo del gorro para tapar la calvicie hasta me produce cada vez más «simpatía» en el sentido más etimológico. Al llamarle «bobo» utilizo el término en su contenido más denotativo posible. Se lo aplico porque ha firmado este texto para el ciclo de música de esta Semana Santa, en gallego, faltaría más (yo he usado el traductor automático de la Xunta que me es muy útil cuando tengo que presentar algo en la lengua propia): un texto tan estúpido no debería firmarlo uno así sin más. Por eso creo que lo puedo definir como «bobo».
Este es el texto, con mis comentarios en rojo:
Este es el texto, con mis comentarios en rojo:
Hacia el fin de los meses de invierno, con la llegada del equinoccio de primavera [=Semana Santa], se anuncia cíclicamente el momento de la renovación, de lo que renace, de lo que florece [los partidarios del progreso, de «avanzar» son curiosamente muy amantes a la vez de volver atrás, de dar vueltas, de lo cíclico, y así juntan la renovación / lo que renace con la afirmación de que todo vuelve a ser igual]. En ese tiempo de tránsito hacia lo nuevo [ja, ja muy bueno: explorar las contradicciones de la renovación y lo cíclico pero instalarse en ellas], De Lugares y Órganos convierte la memoria musical [también usan mucho el término memoria: miran al pasado; es otra contradicción que alojan en sí los nacionalistas progresistas, tradicionalismo con aspiraciones de futuro] de la ciudad de Compostela [yo, cuando le puse título al blog, no era consciente de que había cogido, como Martiño, el tic laicista] en un pretexto [esta es la palabra clave, creo, de todo el texto] para el encuentro [les encanta juntarse], la escucha, la contemplación y la reflexión a través de un completo programa de músicas intemporales de diversas épocas, orígenes y estilos. Un proyecto que trata de ahondar en el conocimiento de lo nuestro [no lo bueno, «lo nuestro», esa es la definición de nacionalismo; yo me acuerdo cuando teníamos aquí conciertos de Bach o Haendel en Semana Santa, ay], en el que los órganos que pueblan el paisaje urbano consiguen el protagonismo que merecen unos instrumentos invisibles y silenciosos las más de las veces [en la Catedral se oye el órgano todos los días], pero que formaron y forman parte de la esencia histórica y musical de nuestra ciudad [la historia, lo nuestro].
Un programa que anega la ciudad [qué va; son cuatro conciertos que cuestan cuatro duros, Nada que ver con los años en que había decenas de conciertos y venían The Sixteen, ay], que lleva conciertos, estrenos absolutos de composiciones creadas para nuestros órganos, foros de encuentro y discusión a diversos espacios y establecimientos [los de las Mareas y mierdas de políticas similares tienen que poner eso de los foros de encuentro y discusión incluso cuando no los hay. Mirad el programa, no hay ni discusiones ni encuentros ni mierdas podemitas], recorridos guiados por el patrimonio organístico conservado, recorridos que siguen la senda de los órganos ya desaparecidos, talleres de acercamiento a la organería, todo esto forma parte de la nueva programación de este ciclo de primavera [=Semana Santa] que celebra un tiempo esperanzado, de cambio [cómo les gusta esta palabra, hasta incluso para un ciclo de música de órgano la usan], a través de la música, de los órganos y de los lugares de la ciudad de Compostela.
Martiño Noriega Sánchez
Alcalde de Santiago de Compostela
A mí lo que me sorprende a estas alturas es que una mierda así no vaya firmada por un obispo.
ResponderEliminarJLC