He de decir que fue el Via Crucis más penitente posible: a las cinco de la tarde, calor tremendo, todos sudando, abriéndonos paso entre los musulmanes que no fueron en absoluto amables; hay que decir que en realidad se comportaron como gentuza, esto es así.
Para colmo, había unos españoles hablando a gritos, a los que tuve que callar. Os podéis imaginar cómo me miraron.
Ya digo, un Via Crucis en las peores condiciones posibles. Muy penitente a mi pesar. Íbamos a la carrera, los niños buenecitos a los que los bullies les van dando capones mientras tanto.
Era todo cuesta arriba. Rezamos la Salve en el mismo Calvario y el Regina Caeli junto al Santo Sepulcro, así que acabó todo muy bien y yo me llevé el recuerdo del peor Via Crucis posible que me podía imaginar. Pero peor fue el primero, un hombre convertido en gusano paseado por las calles de Jerusalén y ajusticiado en una cruz a la vista de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario