martes, 12 de septiembre de 2017

Jerusalén 9 - Yad Vashem

El Museo del Holocausto está en un monte singular, donde está enterrado Herzl, el sionista padre intelectual del moderno estado de Israel, además de personalidades políticas, militares y víctimas de las guerras y el terrorismo. El sionismo, que en principio era una utopía nacionalista-socialista bastante ridícula, desde mi punto de vista, quedó en algo secundario desde el momento en que la realidad del Holocausto obligó a encontrar un refugio en la tierra: si a los judíos los estaban matando en todo el mundo, empezando por el país que estaba en la cima de la cultura ilustrada, Alemania, al menos tiene todo el sentido encontrar un lugar donde esconderse, por mucho que les pesase a quienes vivían allí, los palestinos. Pero es que los judíos, si lo son, es también por ese trozo de tierra que les ha marcado para siempre. Por otro lado, los palestinos podrían haber vivido bien con los judíos si no hubiesen decidido en 1948 exterminarlos a todos.


[La foto, de Andrew Shiva / Wikipedia, CC BY-SA 4.0]

El complejo es impresionante, con el Museo en el centro, subterráneo, recorrido por un prisma triangular que da acceso a las salas, en un recorrido en zigzag y que acaba en un mirador abierto: tienes que coger aire después de la visita y al final también está la esperanza, gracias a Dios.

Lo que hace este Museo es mostrar lo más claramente y objetivamente posible cómo se produjo el sistemático asesinato de judíos por parte de los nazis. Desde el pasillo central uno va en zigzag, recorriendo las salas



Entras y te encuentras con los antecedentes. Allí hay esvásticas, toda la parafernalia, cosas horrorosas de la propaganda de la época. Eché de menos algo más de las causas intelectuales del nazismo: la culpa se la quedaba todo una especie de antisemitismo histórico que se ligaba sólo al cristianismo, algo a todas luces injusto. No aparecían por ahí mencionados algunos filósofos y algunos ideólogos:


Lógicamente, está prohibido hacer fotos en ese Museo. Yo cojo estas de su web, que os recomiendo.

El Museo es magnífico y está organizado admirablemente. Se sigue muy bien la información general sobre el proceso -tan científicamente diabólico- de aniquilación de los judíos, que se complementa con paneles centrados en historias personales y vídeos de testimonios de víctimas.

Es desgarrador. Para mí fue una experiencia devastadora, como debe ser, aunque la última sala, dedicada a los Justos de las Naciones, esas personas que arriesgaron sus vidas por salvar judíos, me dio mucho ánimo. Creía que serían unas decenas y resulta que son unas decenas de miles, gracias a Dios. El mal parece que puede vencer, pero no, al final no.

Luego está el gran archivo con todos los nombres de las víctimas. Se dice, y ahora me parece que con gran frivolidad, que los judíos no olvidan: yo me alegré de estar en aquel espacio donde guardan todos los nombres de los que murieron.

Y fuera hay un memorial, como una cueva subterránea, donde casi a oscuras oyes leer nombres del medio millón de niños muertos a manos de esos monstruos, los nazis.

1 comentario:

  1. Muchas gracias. Impresionante. Acabo de ver la película «Negación», que viene muy a colación. Merece la pena.

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