martes, 25 de julio de 2017

Viaje a Italia 10 - Arezzo 1

Tuvimos demasiado poco tiempo en  la Galería Nacional de Las Marcas de Urbino, acercándose mucho como se acercaba al ideal de museo: grandioso edificio, serenidad, poca gente, pocas obras en cada sala y esas pocas, excelentes. Pero nos teníamos que ir.
Comimos -muy bien- pero no voy a hacer crónicas de comidas: todas muy bien, todo muy bueno. Fue como los paisajes de esos días: todos maravillosos, sin excepción.
Y todo contentos, a las tres nos fuimos para Arezzo. Ponía Google Maps que eran dos horas para cien kilómetros y bien que lo comprobamos: una de las peores experiencias de mi vida de conductor, curva tras curva de subida primero y curva tras curva cerrada de bajada después, todo curvas en zeta una tras otra, una pesadilla en un paisaje idílico.
Pero en esta vida hasta lo malo se acaba. Pasamos por Sansepolcro, el pueblo de Piero della Francesca pero no pudimos parar a ver su Resurrección (que es mucho pasar) porque teníamos que ir a Arezzo, a ver sus frescos de la iglesia de san Francisco. Menos mal que no somos el asno de Buridán.

Y qué frescos vimos y qué solos estuvimos toda la hora que tuvimos para verlos. Eso sí que es un lujo y bien que presumo aquí de ello, poder visitar aquella maravilla así, como reyes.



Los frescos ocupan toda la cabecera y el tema es la Historia de la Cruz. Sería ridículo que yo me pusiera a explicarlos, por lo que os remito de primeras a la página italiana de la wikipedia, que está muy bien. Y luego id a wikimedia, que tiene un porrón de fotos. Por ejemplo este gráfico:



Me gustó mucho, mucho, la Anunciación:



Lo que más me conmueve es la actiutd de Dios Padre, enviando el Espíritu Santo:





El ángel Gabriel está empequeñecido ante la majestad de María, que se ha dejado los dedos en el libro, para no perder el sitio de lectura:





Esta composición os recordará el cuadro de la Flagelación de ayer. Es la llegada de la reina de Saba y su encuentro con Salomón:



Qué arboles pinta:



Y qué me decís de la batalla de Constantino contra Majencio:





Las lanzas:


Los escorzos de caballos:


Y el paisaje entrevisto, como el del cuadro del Bautismo de la National Gallery der Londres:



Y no me meto ya en la Muerte de Adán, la batalla entre Heraclio y Cosroes, el sueño de Constantino o el Descubrimiento de la Cruz.

Salimos de allí todavía algo mareados de las curvas del viaje, pero también como drogados, abrumados y felices.

1 comentario:

  1. Qué preciosidad. Y el detalle de los dedos de la Virgen en el libro me encanta

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