Acabado lo académico del Congreso, volvimos andando por un lado de la Catedral. Paramos en las imágenes de una de la puertas, las terracotas de Mercadante de Bretaña:
Ignacio me enseñó su casa y allí nos acabamos quedando, a la brisa que corría por la azotea. Las velas que la cubrían las fue replegando y se quedaron, casa y azotea, como la del caballero del Verde Gabán, con un «maravilloso silencio» que debía de ser muy irreal, vacía de niños en esas pocas horas. Por suerte dos de sus hijos pasaron por allí, apariciones momentáneas de dos adolescentes admirables, orgullo para sus padres y esperanza para mí de lo mejor de una España mejor que se atisba, a pesar de los pesares.
Y qué cielo azul rodeaba a la Giralda:
Y a la iglesia del Salvador:
Había como amenaza de tormenta con polvo, pero era para darle más efecto dramático a la tarde:
Y así se quedó la Giralda:
Gracias, Ignacio. Qué gran suerte tuve de tenerte de anfitrión.
Mercadante de Bretaña: https://www.academia.edu/9546071/_2013_De_la_l%C3%ADnea_al_volumen_g%C3%A9nesis_figurativa_y_modelos_grabados_en_la_obra_de_Lorenzo_Mercadante_de_Breta%C3%B1a
ResponderEliminarLa suerte fue mía, Ángel, qué buenos ratos pasamos.
Que disfrutes por Italia.
Corregido. Muchas gracias
EliminarUna cosa que me desconcierta: Ignacio Trujillo pone un enlace en que da el nombre de Lorenzo MERCADANTE de Bretaña. Y usted corrige, supongo que basándose en él, para anotar que el autor es AMARANTE de Bretaña. ¿Es errata?
EliminarEso me pasa por ir demasiado deprisa. Ya lo he recorregido
EliminarSuerte tenéis los dos, sin duda.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Ángel. Suerte con lo de Italia.
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