Ayer ponía fotos de la Iglesia de la Compañía, que con la expulsión de los jesuitas pasó a ser de la Universidad y ahora es solamente un «espacio».
A mí me gustan mucho los retablos del barroco de Santiago. Algunos de ellos explotan a fondo los efectos 3D: aquí la Virgen es llevada al cielo y el retablo se expande para mostrarnos el movimiento. El sacerdote, cuando decía Misa ad Orientem, quedaba inmerso en ese movimiento.
Y luego que todo el montaje es por una parte teatral (no en un sentido negativo) y por otra -no sé- supongo que tendrá mucho que ver con la arquitectura efímera.
Es el fin del barroco. Simón Rodríguez, para mayor desequilibrio, puso cilindros encima de los capiteles:
No hay comentarios:
Publicar un comentario