El otro día puse un texto de un sermón de san Juan de Ávila sobre san Francisco. Esto también es bonito y a mí me interesa por lo que retrata de rebote al propio san Juan de Ávila, que normalmente es muy contenido en sus emociones:
Si iba por ese campo y llamaba las aves, venían y le bendecían. (…) Si mandaba a las aves que cantasen, hacíanlo; y llamábalas cuando decía maitines, y decía el un verso y ellas el otro; y tenía el diferentes aves para que cantasen unas a una hora y otras a otra. Quería él mucho a estas pajaritas que llaman cogujadas, porque decía él que parecían frailes por aquellas cresticas que tiene de plumas sobre la cabeza (3.1060.31).
Y este texto lo retrata como alguien atento a la realidad:
Aunque estés tan lleno de pecados que no quede cosa buena en ti, aunque estés tan llagado de pies a cabeza como erizo lleno de madroños (3.1066.9).
Qué curioso, lo del erizo; imagino (http://mensaliquam.es/el-otono-del-erizo/) que se refiere a un erizo tras revolcarse en masas de otoños caídos al pie de los arbustos, que debe de ofrecer un aspecto bastante pringoso...
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