Hace un tiempo recogía
un texto de san Juan de Ávila que rebotaba en otro de JRJ. Ahora os pongo otro suyo, donde se va a la fuente, san Francisco, que después de pasar tiempo en una cueva, oye de Dios que salga de allí:
Salió y vistióse un capote de sayal, y ciñóse con una soga, y andaba ansí por las calles. En saliendo los mochachos y los hombres, que saben tan poco como ellos, comienzan de dar tras él: "¡Al loco, al loco!". Como lo habían visto antes vestido de seda en caballos, con mozos, con triunfos, todos decían: "¡Al loco!". Y los mochachos llegaban a estirarle del capote y dábanle con lodo en la cara (3.1058.28).
Poco antes recoge esto sobre el santo:
Quedóle tan sellado Jesucristo que, si iba camino y veía algún corderito que no podía andar, tomábalo en brazos y lloraba con él y llevábalo a su madre.
— ¿Qué es eso, Francisco, por qué lloráis?
— Acuérdome de nuestro Señor Jesucristo, cómo, siendo tan inocente, fue tan maltratado; siendo tan justo y tan manso, hicieron tantas crueldades en Él.
Cuando oía algunos golpes, luego se acordaba de los golpes del martillo con que enclavaron a Jesucristo en la cruz. ¡Qué sellado traía a Jesucristo en cuanto hablaba, veía y oía! (3.1057-8.25)
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