La exposición es sobre exposiciones entre 1975-1995 y era la autorreferencialidad de un ombligo mirándose a sí mismo, pero un ombligo muy estupefacientemente hipster. El título: (Ex)posiciones críticas. Discursos críticos en el arte español. 1975-1995.
Yo fui pasando por allí y me puse a hacer fotos a los cuadros de tres por tres metros que cogería si quisiese hacer una galería de arte para pijos, los que me sirviesen para rellenar paredes blancas, entre sillas diseñadas por Mies y Le Corbu y no asustar a las burguesas adineradas:
No me digáis que no visten bien. Son de esos cuadros para que alguien diga, bajando la cabeza: «pues a mí me gusta el arte abstracto».
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Este proyecto de Jaume Plensa era hacer un rayo de luz en la catedral de Lérida. Mirad cómo se lo curró: en el suelo una inscripción en ¿bronce?; en el centro un foco y la luz «hendiendo el cielo»:
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Lo único que me hizo gracia era lo que ponían de Zaj, un movimiento de vanguardia pero de finales de los sesenta:
Hay que quererlos, al final, a los pobres.
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