Cuando el hijo menor vuelve en sí de su derramar (διασκορπίζω) sus bienes / su vida (los bienes antes paternos), acaba dependiendo de uno de aquella región lejana a la que se marchó, que le pone a cuidar los cerdos. Se muere de hambre: hasta de comer bellotas le entran ganas y nadie se las daba (καὶ οὐδεὶς ἐδίδου αὐτῷ), frase que me impresiona mucho.
Es ahí cuando fue adentro de sí mismo (εἰς ἑαυτὸν δὲ ἐλθὼν) y piensa que muchos a sueldo de su padre (μίσθιοι τοῦ πατρός) se hartan de panes (περισσεύονται ἄρτων). Se hace una composición de lugar: le va a pedir perdón; así al menos logrará llegar a ser uno de los que están a sueldo de él y comer pan.
Y dicho y hecho. Pero la reacción del Padre te sorprenderá (perdón, es una broma, no he podido evitar poner esa frase de los vídeos chorras de Facebook).
Me acordé de cuando Ulises baja al mundo de los muertos y se encuentra con Aquiles, Le felicita por la fama que ha dejado entre los hombres vivos y por ser rey de los muertos. Es entonces cuando le responde este que «yo más querría ser siervo en el campo / de cualquier labrador sin caudal y de corta despensa / que reinar sobre todos los muertos (βουλοίμην κ' ἐπάρουρος ἐὼν θητευέμεν ἄλλῳ, / ἀνδρὶ παρ' ἀκλήρῳ, ᾧ μὴ βίοτος πολὺς εἴη, / ἢ πᾶσιν νεκύεσσι καταφθιμένοισιν ἀνάσσειν. Od. 11.488-90, trad. J. M. Pabón).
Es una diferencia brutal entre lo que esperaba el hijo y lo que logró y lo que esperaba Aquiles y lo que logró. Al menos con las noticias que le da Ulises sobre su hijo Neoptólemo «el alma del rápido Eácida fuese / por el prado de asfódelos dando sus pasos gigantes / satisfecha de oír el honor que alcanzaba su hijo».
Pero no es lo mismo, claro. Esto no acaba en banquete.
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