Vamos a empezar, otro año más, con la Odisea. Me estuve leyendo la introducción a la traducción de José Manuel Pabón en Gredos. Es de Manuel Fernández Galiano, uno de los grandes de los estudios clásicos en España.
Es muy buena, salvo cuando acepta que la Odisea es obra de dos autores y le va atribuyendo a B (el «malo») todo lo que le parece flojo o «moderno». Tiene antecedentes ilustres en esto de buscar varios autores (por ejemplo Wilamowitz o Schadewaldt), pero, con todo y con eso, suena todo un poco a sofistería de más.
Pero lo que yo quería contaros es que en un apartado sobre la geografía de la Odisea (locus desperatus de la crítica y semillero de lunáticos) recoge la teoría de Bérard, que yo no conocía, de que la isla de Calipso sería, nada más y nada menos, el islote de Perejil, que tanta risa nos dio con el tono «épico» que le puso Trillo al episodio (27).
El propio Fernández Galiano, sin asegurar nada, recoge la teoría de Crates de que la isla de Calipso estaría en el Océano y supone que «más concretamente en posición N., algo así como, por ejemplo, en las Cíes» (29).
Menos mal que a continuación recuerda lo de Eratóstenes (Strab. 1.2.15) de que no se podrá precisar la geografía de la Odisea mientras «no se logre encontrar al talabartero que cosió el odre de los vientos de Eolo» (30)
No hay comentarios:
Publicar un comentario