Gracias a estas fotos, de un día que fui por los Torozos y el páramo, he disfrutado recordando esos cielos tan enormes y tan semicirculares, por decir una tontería, pero es que aquí hemos tenido estos días unos spoilers del invierno que no han dejado nada a la imaginación. Ni me molestaban los enormes molinos eólicos: más bien me gustaban:
Rodeé Peñaflor de Hornija, de caballeresco nombre y con pinta de pueblo digno de verse por dentro:
Y esto es un palomar roto:
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