20.2 Única vez que Homero se dirige a Aquiles personalmente: «a tu alrededor, oh hijo de Peleo, insaciable de lucha».
20.61 Miedo de Hades de que Posidón agujeree el suelo y quede a la vista su reino, las mansiones «que hasta los mismos dioses aborrecen» (20.65).
20.105-6 Eneas, hijo de una diosa más importante: justificación del duelo con Aquiles. Pero nunca llega a estar a la altura como rival: combaten, pero como la cosa puede acabar mal para Eneas (20.307 es el verso base de la Eneida: «la pujanza de Eneas será soberana de los troyanos», porque Zeus ha aborrecido a la estirpe de Príamo), Posidón de un empujón lo manda al extremo del ejército troyano (20.315). Momento de duda de Aquiles en medio de la pelea: Homero lo llama insensato (20.264), por tener miedo que las armas divinas no sean eso, divinas.
20.150 Para ver el duelo los dioses se sientan y se ponen una nube de bufanda.
20.164 Aquiles, como un león herido.
20.203-4 Eneas a Aquiles: «Sabemos nuestro linaje / por famosos cantos que hemos oído». Los cantos orales como base de la Ilíada.
20.244 «No sigamos hablando como necios plantados en medio de la batalla» (cierre típico de escenas de diálogo en medio del combate). Más original -y muy vivo- es este símil: 20.252-5 «como mujeres / que irritadas a causa de una rencilla, devoradora del ánimo / salen a plena calle e intercambian entre sí insultos, muchos ciertos y otros que no lo son, y que las rabia les dicta».
20.440 Lanza de Héctor contra Aquiles, que echa hacia atrás Atenea con un tenue soplido.
20.482-3 Carnicería -descrita de una manera muy gráfica- que hace Aquiles entre los troyanos. A Deucalión le corta la cabeza y «la médula / saltó palpitante de las vértebras».
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