Los dos primeros días hizo calor: yo había estaba escapando de él y me pilló allí.
El primer paseo lo dimos hasta la Catedral: aire pegajoso, casas desconchadas. Me deprimí.
Pasamos delante de este edificio clasicista (con peligrosos paralelos), el Pabellón de Meštrović:
No llegué a entrar: hacían exposiciones de arte contemporáneo, pero cobrando. Y un español ni paga por entrar en un urinario ni en una exposición de arte actual.
Y más tarde descubrí cerca este otro edificio parecido:
Croacia se ha echado en brazos de la UE y la OTAN con grandísima determinación. Y es que cuando el Imperio Romano se partió en dos esa zona se quedó de nuestro lado. Y del otro están los malos.
Por suerte, al tercer día allí volvió el gris fresco y el resto del tiempo pude conocer Zagreb a mi placer. Y hasta se ha convertido un poco en mi Penches.
"Y un español ni paga por entrar en un urinario ni en una exposición de arte actual", ja, ja...
ResponderEliminarConfirmo lo de JI, ¡muy, muy bueno!
ResponderEliminarBueno, me quedó demasiado tajante. Quería decir que así como por ejemplo cuando vamos a Francia nos cuesta pagar para entrar en unos baños públicos (allí es normal), también me costaba a mí pagar exposiciones de arte actual sin saber qué me iba a encontrar.
ResponderEliminarSe deduce de tu entrada la importancia del clima, algo ya sabido pero no siempre presente en los que no sufren sus inclemencias, por arriba o por abajo.
ResponderEliminarUn abrazo