Este año el régimen lo he llevado rematadamente mal: me da muchísima pena a mí mismo verme comiendo la verdura, la fruta, la carne a la plancha, las zanahorias (cómo las odio), la lechuga (idem). Así que ni sal yodada ni siquiera la sal de la buena.
El domingo a uno que se me acercó a pedirme le hice un gesto con la mano de que no. Me llamó «egoísta». Jo, cómo me dolió: fue otro momento flanneryano, de revelación personal, ahora lo veo claro. Yo salté como una víbora, a decirle que fuera a Caritas: me dijo que estaba cerrado. Le increpé con palabras fuertes, de las que me arrepiento tanto.
Luego, lo del felón siendo sensato (excelente Reig) y
Pero hoy las pruebas médicas han salido todas bien.
Mientras escribo esto, me chupo los dedos con las Ruffles sabor jamón que me estoy tomando a vuestra salud. Me están sabiendo a gloria.
Me voy a mediodía a Madrid, a la beatificación de don Álvaro del Portillo. Necesito más que nunca del ejemplo de alguien como él, que todo lo hacía con una sonrisa, por ejemplo en esta foto de 1945 en Bouzas, Vigo, detrás de san Josemaría:
Me alegro mucho de que todo haya ido bien.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Me alegro de que las pruebas hayan salido bien, y sobre la increpación, pues eso, no somos perfectos, afortunadamente. Iba a decir y al final digo. ¿Sabes que hace unos meses estuvimos viendo el Palacio de la Baronesa de Valdeolivos en Fonz y en la capilla hay una foto del fundador del Opus Dei, ya que la última descendiente de la Baronesa todavía vive en el Palacio y jugó con él cuando eran pequeños? ¡Qué historias!
ResponderEliminarUn abrazo
Qué alegría. A comer patatas insanas. ¡Qué bien!
ResponderEliminarEn cada pobre esta Cristo.
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