También vi información de un libro que explora la influencia de Platón en el teatro contemporáneo. Claro, sí, claro que sí.
Se lo conté a Suso, que me envió estos textos de George Steiner (La poesía del pensamiento):
Mi intuición «inocente» (el indulgente epíteto de Quine) es ésta: el Sócrates de Platón es una construcción literario-dramática sin par. Ni Hamlet ni Fausto, ni Don Quijote ni el capitán Acab superan la prodigalidad psicológica, las características físicas y mentales, la «presencia real» del Sócrates de los diálogos, animado por una vida casi inagotable.
De todas las formas es la del diálogo la que más se aproxima a aquellos ideales de pregunta y refutación, de corrección y reprise prescritos por Platón en su crítica de la escritura. El diálogo pone en ejecución la oralidad; sugiere, incluso en la escritura, posibilidades de una espontaneidad y un juego limpio antiautoritarios. Así pues, este género desempeñará un papel señero en la filosofía occidental.
Mucho aprecio al Sócrates de los diálogos platónicos, y a su creador, indudablemente un grandísimo escritor. Pero la comparación con Shakespeare, Cervantes et alii la encuentro fuera de lugar. El Sócrates platónico es básicamente un razonador. En Hamlet o Don Quijote hay algo más que la razón; algo que Antonio Machado declaraba preferir a ella ("yo me quedo con el piso de abajo"), y que en cualquier caso permite al inglés o al español iluminaciones acerca de la condición humana que se diría alcanzan su mismo fondo, y que por su propia naturaleza están vedadas al Sócrates platónico, que en comparación con los personajes de aquéllos resulta demasiado unilateral. Sabemos bien qué piensa; de lo que siente (que no es lo mismo que lo que piensa acerca de sus propios sentimientos) sabemos mucho menos, comparándolo en ese dominio con Hamlet o Don Quijote.
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