¿O no te das cuenta de que incluso tú serías capaz de hacer todo esto de algún modo?Ese es el núcleo de la crítica a los artistas: así de duradero es eso que hacen de pasar un espejo por la realidad del mundo.
ἢ οὐκ αἰσθάνῃ ὅτι κἂν αὐτὸς οἷός τ᾽ εἴης πάντα ταῦτα ποιῆσαι τρόπῳ γέ τινι;
¿Y cuál -dijo [Adimanto] es el modo ese?
καὶ τίς, ἔφη, ὁ τρόπος οὗτος;
No es difícil, dije, sino de muchas maneras puedes hacerlo rápido, o hasta rapidísimo, si quieres: cogiendo un espejo lo paseas por todos los lados. Rápido vas a hacer el sol y lo que está en el cielo, rápido la tierra, rápido a ti mismo y los demás animales y objetos y plantas y todo lo que ahora se mencionaba.
οὐ χαλεπός, ἦν δ᾽ ἐγώ, ἀλλὰ πολλαχῇ καὶ ταχὺ δημιουργούμενος, τάχιστα δέ που, εἰ 'θέλεις λαβὼν κάτοπτρον περιφέρειν πανταχῇ· ταχὺ μὲν ἥλιον ποιήσεις καὶ τὰ ἐν τῷ οὐρανῷ, ταχὺ δὲ γῆν, ταχὺ δὲ σαυτόν τε καὶ τἆλλα ζῷα καὶ σκεύη καὶ φυτὰ καὶ πάντα ὅσα νυνδὴ ἐλέγετο.
Luis Pimentel dijo lo mismo -no sé si imitando a Platón- cuando escribió esto en Maná da miña rúa:
Agora un obreiro pasaY también habla del mundo antes de la llegada del hombre como "espejo sin recuerdos".
cun espello enriba da súa cabeza,
il non sabe que se vai levando
o ceo e unhas nubes brancas.
No lo entiendo del todo (algo que siempre achaco a mi escasa formación "artística", excepto música, claro), pero me interesa.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una crítica durísima al arte la que hace Sócrates en el libro 10 de la República: los artistas copian de una copia de la verdadera realidad. Pone el ejemplo de una mesa: la mesa ideal, de la que todas las mesas 'de nuestro mundo' son copias, no es copiada por el arte, que prefiere copiar rudimentariamente (quedándose solo con una imagen) las copias: esa es la imagen de pasar un espejo por nuestro mundo: hacer una imagen que no perdura.
ResponderEliminarYo no soy platónico en esto, pero me fascina la discusión (y esta imagen).
Me hubiera gustado ver qué cara se le hubiera quedado si hubiera conocido la fotografía y el cine.
El cine: ayer vi, vimos, la primera hora de "Historias de Tokio", que realmente me gustó mucho. Hay que seguir viéndola, y creo que más de una vez. Tengo que reflexionar sobre la película, sus aspectos formales también. La cámara baja, inmóvil, las cosas suceden delante, el encuadre preciso, los cables de los que hablabas, las pocas pero buenísimas imágenes de exteriores ..., en fin, que me está gustando mucho. Y más que veré.
ResponderEliminarUn abrazo
Por la mañana y al mediodía estuvimos entre el Somontano de Barbastro y la Hoya de Huesca, continuando una de las rutas del románico que comenzamos hace dos semanas. Realmente románico había poco, pero no importaba, las aldeas eran, espero no exagerar ni dejarme llevar, como eran antes los pueblos, aunque algo abandonadas, en general, y con bastantes casas en venta. Silenciosas. Tengo fotos, pero son "normales", sin pretensiones de ir más allá. Quizás ponga alguna. En fin, no es fácil encontrar pueblos en los que las casas sean como eran hace 30 años. Ver esos paisajes día tras día tiene que influir en tu manera de ver el mundo, igual que ver los paisajes, día tras día, de cualquier cinturón industrial. Nos llamó la atención que uno de los pueblos, o aldeas, Bastarás, fuera, aparentemente también la iglesia, de propiedad particular. Tengo que investigar más esto, que está aquí al lado y de lo que no tenía ni idea.
ResponderEliminarRespecto a "Historias de Tokio": me hizo gracia que los padres, en el balneario, no pudieran dormir. Estamos, estoy, cada vez más cerca de los padres, por edad y situación (mi hijo, un mes en París por cuestiones de la tesis, mi hija en filología española, en Zaragoza) . La vida pasa deprisa, a veces, pero puede ser apasionante.
Un abrazo
Muy interesante, como siempre, pero además, ¡qué gusto leer los comentarios de José Luis y el tuyo!
ResponderEliminarJuan, sí que es una suerte poder leer los comentarios de José Luis. Estoy muy interesado en su opinión sobre las Historias de Tokyo de Ozu, a las que les veo muchas relaciones con algunas de sus fotos.
ResponderEliminarLa opinión popular hace mucho tiempo que se pronunció, yo creo que inapelablemente, sobre Ozu. Porque lo de "Ozu, mi arma" (¿alguien lo duda?) es por él.
ResponderEliminarNo he acabado todavía de ver "Historias de Tokio", pero sí he pensado y leído sobre ella y sobre Ozu. He visto que esos planos que sirven de transición, planos telón le llama un crítico de cine, están muy pero que muy pensados, y no sobra ni falta nada. Su valor simbólico es claro, pero no exagera ni subraya. Tampoco parece que tenga tendencia a la artistización, a impostar, "exponer", tú me entiendes, lo que vemos o quiere sugerir. Todo es relevante, y aparentemente muy sencillo, y los encuadres son muy precisos. Tengo mucho que aprender.
ResponderEliminarNo sé si has visto "La gran belleza", que quiero ver por segunda vez y me gustaría saber tu opinión. Parte de la música es de Arvo Pärt, pero no es Ozu ni Fellini, es... otra cosa.
Las salidas de algunos fines de semana hacen que mantenga fresco, más que otros años, el románico. Cualquier día volveremos a Jaca, su catedral es una lección de todo.
Un abrazo
Un abrazo
¿Por qué no acabo de ver "Historias de Tokio"? Porque quiero que mi mujer la vea conmigo en la televisión grande, relativamente grande. Porque la relego al fin de semana, como otras cosas, y esas otras cosas pasan por delante. Porque estoy en un club de lectura virtual y quiero cumplir los plazos de lectura ("La saga/fuga de JB", al fondo espera Jiménez Lozano) . Porque hago fotos y me ocupan un tiempo real, aunque no siempre fructifique en algo de calidad. Porque escucho música y también debo practicarla, de oficio.
ResponderEliminarCreo que voy a incluirla, Historias de Tokio, en lo habitual de diario, como si estuviéramos en una ciudad culta, Berlín, quizás. La distracción para el fin de semana.
Un abrazo
He visto un fragmento más de Historias de Tokio, y, realmente, no hay ni un solo plano débil, todos son potentes visualmente. Encuadra tan bien, los objetos están tan bien puestos, las sombras llenan lo que los objetos no hacen, los movimientos de cámara son tan escasos que, cuando lo hace, te quedas como admirado, el plano frontal, descriptivo, está tan bien aprovechado, la colocación de objetos difuminados en primer plano o de personas realizando alguna actividad cotidiana está tan bien pensada para dar profundidad, que, sin fijarme mucho ni en la música ni en el argumento, aunque sea imposible no hacerlo, la película es admirable. Todo parece tan sencillo y humano, y a la vez es tan esencial y profundo, que es eso, admirable. Todavía me falta la última media hora, más o menos. Tokio está sugerido, más que presentado, unas pocas imágenes le sirven para decirlo todo. En, fin, continuaremos.
ResponderEliminarA su lado, a "La gran belleza" le sobran muchas cosas.
Un abrazo