lunes, 24 de febrero de 2014

Humanismo

Yo detesto la defensa del mundo clásico que pasa por vestirse con togas y peplos e invoca como referente último a Apicio

Yo prefiero un traje inglés y la cocina innovadora.

En parte por eso me ha encantado este gran artículo de Gregorio Luri: Humanismo y antihumanismo (entero, en catalán, aquí: se entiende bien. Con ayuda de este traductor, pongo unos párrafos y voy marcando con negritas algunas frases):
[...] no basta con traer flores a la tumba de los clásicos -ya se nos anticipó Goebbels trayendo flores a la tumba de Goethe- ni proclamándose heredero de Grecia. Era Hitler quien aconsejaba a los alemanes: “Cuando se nos pregunte quiénes son nuestros antepasados, tenemos que responder: «Los griegos»”.
El humanismo no es una actividad decorativa, sino constructiva; no es una manera cómoda de designar un cierto valor asociado a lo que es humano, un sueño vago de algo abstracto y universal; ni una cierta ludicidad erudita... El humanismo no es un ejercicio de decoración de nuestros discursos con textículos de los clásicos. Es, exactamente en la línea contraria, un ejercicio permanente de limpieza de la vulgaridad que traemos adherida al alma. Recordamos el verso de Horacio: “Naturam expelles furca, tamen usque recurret”, por mucho que luchemos contra la naturaleza intentando mantenerla controlada en unos márgenes, siempre se reserva la última palabra. El humanismo es el cuidado de los límites (respice finem) y, muy especialmente, el cuidado del alma, como nos han enseñado los grandes humanistas, de Platón a Patocka... y no necesariamente lo aprenderemos a las Facultades de Humanidades.
Humanitas es la traducción latina de la paideia griega, la educación, la conformación de una personalidad: la Bildung que tantas reticencias levantaba en Hitler o Goebbels. En este sentido, ninguna disciplina se confunde con el humanismo. El humanismo no es una colección de erudición selecta, sino el sacramento del conocimiento de uno mismo. La cultura clásica nos será útil mientras nos proporcione modelos que nos ayuden a aspirar a la mejor versión de nosotros mismos. [...]

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