El darme cuenta se lo debo al muy añorado B16, que nos había recordado ese aspecto conmovedor de Dios, imposible de imaginar con una mente filosófica:
Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.Pero Dios, que sabemos que luego hablaba con Moisés «cara a cara, como habla un hombre con su amigo», aquí le llama primero porque le quiere para el pueblo oprimido de Israel:
Moisés se dijo: -«Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver cómo es que no se quema la zarza. »
Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza: -«Moisés, Moisés.»
El Señor le dijo: -«He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y miel.»El eros de Dios es preocupación absorbente por el bien de los hombres. Algo imposible de imaginar por los filósofos: un adynaton. Y dice: voy a bajar.
La traducción de Ex 3,14: "Esto dirás a los israelitas: “Yahvé (Él-es)..." (la versión oficial de la CEE), no concuerda con la de la Vulgata: Sic dices filiis Israel: Qui sum misit me ad vos. El cambio de 1ª (yo soy) a 3ª (él es), tiene además un significado en que no parece haber reparado el traductor. Dios no es un "Él".
ResponderEliminarNo sé hebreo. La traducción de la CEE suopongo que será del hebreo (y quizá mirando los Setenta, no sé).
ResponderEliminarEl paso a la traducción de los Setenta creo recordar que lo explicaba maravillosamente mi añorado Benedicto 16, que sacaba oro de ese trasvase de una lengua a otra. Si me acuerdo de dónde lo decía, te lo indicaré.
El texto de la Septuaginta (Ex 3,15):
ResponderEliminar15 καὶ εἶπεν ὁ Θεὸς πάλιν πρὸς Μωυσῆν· οὕτως ἐρεῖς τοῖς υἱοῖς ᾿Ισραήλ· Κύριος ὁ Θεὸς τῶν πατέρων ἡμῶν, Θεὸς ῾Αβραὰμ καὶ Θεὸς ᾿Ισαὰκ καὶ Θεὸς ᾿Ιακὼβ ἀπέσταλκέ με πρὸς ὑμᾶς
Un par de observaciones:
Es incorrecto traducir 'Yavéh', donde el texto hebreo pone el Tetragrammaton. Los judíos leen, hasta hoy, 'Adonay' en su lugar. Pero es que la Vulgata ya dice: 'Haec dices filiis Israel: Dominus, Deus patrum vestrorum...'.
Las traducciones modernas (salvo la Biblia de Jerusalén) traducen unanimemente "El Señor" (The Lord, Kyrios, etc.).
En cuanto a la lectura del domingo pasado, el texto del misal inserta, no sé por qué, un "Él-es", que ni siquiera aparece en la edición oficial de la Biblia de la Conferencia Episcopal, que es incoherente (teológicamente hablando) y que tampoco aparece en el texto hebreo.
Desde luego no es consistente con las traducciones usuales (desde la Septuaginta y la Vulgata) de este pasaje.
Benedicto XVI se refirió a este pasaje en su discurso en la universidad de Ratisbona, 13 de septiembre de 2006. Donde decía:
ResponderEliminar"Hoy sabemos que la traducción griega del Antiguo Testamento —la de «los Setenta»—, que se hizo en Alejandría, es algo más que una simple traducción del texto hebreo (la cual tal vez podría juzgarse poco positivamente); en efecto, es en sí mismo un testimonio textual y un importante paso específico de la historia de la Revelación, en el cual se realizó este encuentro de un modo que tuvo un significado decisivo para el nacimiento y difusión del cristianismo".
Esta entrada, o mejor sus comentarios, me dan pie para preguntar sobre traducciones al español de la Biblia. Hecha esa misma pregunta, hace ya años, a Carlos Martínez Aguirre, poeta y licenciado en una especialidad universitaria que no sé si aún existe, "Filología Bíblica Trilingüe", me habló con elogio de la clásica de Nácar-Colunga de la BAC; ésa y la Biblia de Jerusalén, publicada por Desclée De Brouwer, están en mi biblioteca, y ambas las he leído enteras. Mi opinión personal es que, literariamente al menos, pueden ser complementarias; hay cosas que me gustan más en una, y otras en otra. Pero agradecería opiniones, si alguien se anima.
ResponderEliminarYo estaba empezando a mirar la nueva traducción oficial de la Biblia de la Conferencia Episcopal Española, fruto de muchos años de trabajo. La última lectura completa del Antiguo Testamento la hice de la edición de la Universidad de Navarra (hay una edición popular).
ResponderEliminarEn materia de traducción bíblica, la Biblia de los LXX, o Septuaginta, es el mayor acontecimiento de la historia.
ResponderEliminarSobre lo que pregunta el Gatoflauta, es llamativo que Benedicto XVI (emérito) se atreviese a decir que esta versión "tal vez podría juzgarse poco positivamente", lo que es sabido, porque en algún momento es más una versión que una traducción.
En cualquier caso, es sabido que era la versión manejada por San Pablo, y por los evangelistas.
El pasaje Ex 3,14-15 es particularmente de casi imposible traducción, porque se funda en particularidades gramaticales, e incluso fonéticas, de la lengua hebrea.
Es muy instructivo comparar las soluciones en distintas lenguas. En el griego de los LXX, el nombre revelado se vierte, simplemente, en: ἐγώ εἰμι ὁ ὤν (Soy el Ser, 'I am THE BEING').
En materia de traducciones bíblicas, creo que es más importante el consenso y la tradición, que el afán de singularización; aunque siempre se ha concedido mayor valor a que la versión sea siempre popular, accesible al pueblo, como desde el principio.
Hoy, me ratifico en que en el pasaje de Ex 3,15 (y otros tantos) no se debe emplear la expresión 'Yaveh', sino EL SEÑOR. Criterio avalado por la Septuaginta y la Vulgata, y por multitud de traducciones modernas (comenzando por la de Martín Lutero: 'Der HERR').
Cualquier traducción (no voy a negar que sea posible traducir) nunca hará justicia plena a la versión original. De ahí los estudios trilingües a los que alude el Gatoflauta.
[14] Dio disse a Mosè: "Io sono colui che sono!". Poi disse: "Dirai agli Israeliti: Io-Sono mi ha mandato a voi".
ResponderEliminar[15] Dio aggiunse a Mosè: "Dirai agli Israeliti: Il Signore, il Dio dei vostri padri, il Dio di Abramo, il Dio di Isacco, il Dio di Giacobbe mi ha mandato a voi. Questo è il mio nome per sempre; questo è il titolo con cui sarò ricordato di generazione in generazione.
http://www.vatican.va/archive/ITA0001/__P1H.HTM
Gracias por las aportaciones. Por asuntos familiares tengo que viajar esta misma tarde, y estaré unos días (ignoro cuántos) sin acceso a internet. A mi vuelta miraré si hay otros comentarios. Repito: gracias.
ResponderEliminarJoaquín, lo que dirá B16 es que otros no han valorado tanto la traducción de los 70. Él la valora muchísimo, como no puede ser de otro modo. Es una versión, pero a veces es más antigua que el texto hebreo y el hecho de que la usen los autores del NT es motivo de sobra para darse cuenta de su importancia fundamental.
ResponderEliminarSí, Ángel, creo que se dice que la Biblia de los LXX, como la Vulgata, gozan de cierta canonicidad.
ResponderEliminarYo le pregunté a un profesor de Sagrada Escritura, experto en hebreo y me explicó que en el Antiguo Testamento es todo muy complejo: hay libros solo en griego, versiones que solo se conservan en griego; en resumen, que el Antiguo Testamento en hebreo es algo mucho más 'fluido' de lo que pensaba en cuestiones de canonicidad.
ResponderEliminarLa canonicidad es simplemente la pertenencia a un canon o lista de libros reconocidos o autorizados en la iglesia. Que no hay que confundir con autenticidad (aunque idealmente tiendan a coincidir).
ResponderEliminarEl texto hebreo recibido es el resultado histórico de la edición de textos más antiguos (muy evidente en el Pentateuco).
En cuanto al Nuevo Testamento, no hay más que plantearse la pregunta: ¿en qué lengua predicó Jesús? Algún pasaje apunta a una lengua distinta del griego (Mc 5,41). Lo que inclina a pensar que los evangelios no son un 'record' de las mismísimas palabras de Jesús, sino la versión griega del anuncio de la buena nueva.
La fluidez también es predicable del Nuevo Testamento.