Iba oyendo y viendo yo en la web de El País (que lo han hecho muy bien: se han hartado de transmitir Misas en directo, es bien curioso) entre imágenes maravillosas de la Capilla Sixtina la homilía, que se me ha hecho brevísima: clara, al punto, con varias llamadas de estas que te tocan el corazón -a ver si por fin se convierte- y de la que sales al final bien alegre.
Y me he encontrado en ella la guinda de mi querido Bloy, que me he tomado como un guiño que me hacía a mí, ya veis qué infantilismo:
Cuando no se confesa a Jesucristo, me viene la frase de León Bloy “Quien no reza al Señor, reza al diablo”. Cuando no se confiesa a Jesucristo, se confiesa la mundanidad del diablo, la mundanidad del demonio.Yo no tengo espíritu de grupo hispanoamericanista, que se llame Francisco me parece bien pero vale, tampoco me llegaron a conmover esas historias humanas sobre si iba o no en metro, y me resulta indiferente saber que le gusta el fútbol: pero que le guste Bloy, eh, eso sí.
Que se llame Francisco no me parece indiferente, antes bien muy significativo. Me llama mucho la atención, en alguna cateta prensa española, que se pretenda hacer sordina a lo que a muchos nos parece evidente, y es que el Papa Francesco se ampara bajo la memoria y la protección de san Francisco de Asís, que por lo visto sigue siendo molestísimo, ¡y tanto!
ResponderEliminarQue se llame Francisco es significativo si le gusta leer a Léon Bloy y a Chesterton. Si no, puede ser o bien significativo (san Francisco de Asís es un santo enorme) o bien algo intrascendente: el 90% de esos que solo han visto "Las sandalias del pescador", de ese catolicismo tontorrón de "vender los tesoros del Vaticano" se pondrían Francisco de nombre, si tuvieran que elegir.
ResponderEliminarYo es que me quedé dormido delante del televisor cuando echaron "Las sandalias del pescador". Es una película muy pesada.
ResponderEliminarSobre San Francisco de Asís, prefiero el librito de Eloi Leclerc, Sabiduría de un pobre (Sagesse d'un pauvre, Editions Franciscaines, Paris 1963).
Que un Papa escoja Francisco y que insista en que es por el de Asís, cuando podía acogerse al conjunto de Franciscos que en la Iglesia han sido y quedar más cumplido con todos, sobre todo con su Orden, nunca puede ser intrascendente, Ángel. En cualquier otro, sí, pero en un Papa, no, aunque no hubiera leído a Chesterton ni a Bloy.
ResponderEliminarYo estoy contentísima. Me emocioné al oír Francisco, y ni te digo cuando le oí (bueno, le leí) citar en la Homilia a Bloy. Y menuda cita: o lo uno o lo otro, sin mediastintas.
Joaquín, ¿por qué dices eso de que San Francisco de Asís sigue siendo molestísimo?
ResponderEliminarBV, el motivo del nombre es evidente. Y en los primeros momentos, alguna prensa cateta ha querido disimular y mirar para otro lado. "Ha dado el cante".
ResponderEliminar¿Por qué es molesto San Francisco de Asís? Porque inquietan los cambios, en todos los órdenes. La imagen del poverello es un inconveniente para todo lo que sea ostentación y mundanidad, en los tiempos que corren.
Que Bergoglio, en Buenos Aires, viviese en un apartamento, y se desplazase en autobús, también me parece un signo de desprendimiento de lo supérfluo, y de alejarse de la ostentación y lo mundano. Claro que eso molesta, y mucho, al que no quiera apearse del estilo de vida opuesto.
Creo que entiendo el tipo de anhelo que proyectas sobre el nombre elegido, pero veo en ello algo de confusión entre San Francisco y Ángela Merkel.
ResponderEliminarEs que en Europa estamos mal, pero en Argentina, aún peor. Hay quien dice que España se está "argentinizando". El papa Francisco sabe bien qué son las estrecheces, y que los pastores no pueden hacer ostentación.
ResponderEliminarNo sé, Joaquín. Creo que disfrutarías más de la gran alegría de tener nuevo Papa con una lectura menos apegada a... todo.
ResponderEliminarYa puestos, hay que releer la biografía de S. Francisco de Chesterton, imprescindible.
ResponderEliminar"All goods look better when they look like gifts"
Y esta explicación impagable de GKC, Dal:
ResponderEliminarPero ya que he mencionado a Arnold Matthew, a Renan y a los admiradores racionalistas de san Francisco, insinuaré lo que me parece aconsejable que recuerde el lector. En cosas como los estigmas tropiezan estos distinguidos escritores porque para ellos la religión es una filosofía. Los juzgaban, pues, cosa impersonal cuando lo único entre las cosas terrenas que nos procura aquí un paralelismo aproximado es la pasión más personal. Nadie se revuelca en la nieve por la tendencia en cuya virtud todas las cosas cumplen la ley de su ser. Ni se priva de alimento por amor de un algo -no de un alguien- que es fundamento de la rectitud. Hará estas cosas, u otras muy parecidas, en virtud de un impulso bien distinto. Hará estas cosas cuando esté enamorado.
(Joaquín, pégale una pensada)
Otra buena "Vida de San Francisco" es la que escribió el amable san Buenaventura que debió ser un tipo delicadísmo. Ni él ni san Francisco se permitieron jamás el lujo de viajar en el Metro.
ResponderEliminarTal vez interpreto de más, pero me da apreciado autor de este blog que hubieras preferido otro Papa... No soy creyente y no me meto. Pero también me he sentido concernido por la cita de Léon Bloy, autor al que llegué a través de Borges. Hay algo en él de primitivo, de insobornable, que ha sabido transmitir con una prosa libre y clara. Bloy es una persona a contra tiempo y no se arredra por ello, algo admirable, y trágico, claro. Aunque cuando clama por un estado teocrático se me ponen los pelos de punta.
ResponderEliminarEl hecho es que no tenía ningún 'favorito' para Papa. La elección me sorprendió (como a todo el mundo, me imagino) y en ese estado de sorpresa me alegró mucho esa mención de Bloy, como una señal -ya digo que infantiloide por mi parte- de sintonía con él.
ResponderEliminarA mí me gusta mucho Bloy, aunque es muy peculiar. Estoy seguro de que le hubiera sorprendido muchísimo saber que un Papa lo iba a citar.
Es curioso, Ángel, pero cuando le escuché la cita de Bloy al Papa, me acordé de ti y pensé que te gustaría. A mí personalmente me va a costar acostumbrarme (tengo todavía muy presente a Benedicto en la cabeza y en el corazón), pero estoy segura de que éste es el Papa que la Iglesia necesita en este momento. Le querremos muchísimo, estoy segura. Y lo de Francisco, suscribo al cien por cien el comentario de cb.
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