Las lilas crecían en Castrojeriz -que yo recuerde- al menos en el camino del cementerio.
Y siempre que oigo 'lilas' me acuerdo de "Las Flores": justo después de misa, en mayo, las niñas leían un poema a la Virgen y dejaban un ramo, de lilas muchas veces (no teníamos floristerías en el pueblo; para eso estaba el campo, pero en la árida tierra de Campos o lirios o lilas, no mucho más).
Y viene muy bien copiar (de la web de Pre-textos) este admirable poema que anticipa Segunda oscuridad, el nuevo libro de Andrés Trapiello:
Lilas fuera del tiempo
Duran siglos los días en el niño,
largo y corto su tiempo como un sueño.
Los meses del adulto son, en cambio,
a causa de la brega que es su vida,
un trabajo penoso de atahona
y molienda de tantas ilusiones,
que se le van en ansias locamente.
Y, sin haberse dado cuenta, un día
el hombre reconoce que ya todo
su futuro ha pasado y que los años,
unos detrás de otros, van cayendo
con vértigo fatal como las últimas
migas de tiempo en el reloj de arena,
a menos que suceda como ahora:
el olor de unas lilas. Las primeras
tras un invierno riguroso y lóbrego.
De pronto la ebriedad de este perfume
a miel, a manantial, a azules brisas
ha conseguido ser más que memoria,
que el niño y el adulto y quien ya soy
en un punto se encuentren siendo iguales,
siendo plena conciencia de tal fuga,
sintiéndola al vivirla como eterna,
lilas de abril, lilas fuera del tiempo.
Oh!!! Muchas gracias!
ResponderEliminar(¿A ti no te sonaba mal entonces "lilas a brazadas"? ¿Se dice en Burgos "brazadas de hierba" por ejemplo?)
Qué poder de evocación tan enorme tienen las lilas. Y los lirios...
O lirios o lilas, dices ¿Y para qué quieres más?
Es precioso el poema de Trapiello, muchísimas gracias, Ángel.
No me suena mal 'brazadas', ni mucho menos.
ResponderEliminarY si aparece en Covarrubias, miel sobre hojuelas.
Me olvidaba, el jarro en la trasera del retablo de Memling, que fue una conmoción, lo vi precisamente en el Thyssen contigo.
ResponderEliminarEl de mi casa, que es de esos hallazgos de mi padre en el Rastro recién llegado a España (cuando todavía era fácil dar con alguno), ya me gustaba antes pero, desde que me lo encontré allí, mucho más.
(Las lilas de mi primo Luismi eran azules, de un azul casi añil. Me dio dolor decirlo).
Claro, claro, me alegró mucho ver el cuadro nada más empezar a leer tu entrada.
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