Del viaje a Oxford, aparte de las nubes, tres hitos en la misma calle:
1. La iglesia de los dominicos. Tenía muchas ganas de verla, desde hace años. Es casi mejor que en las fotos, que ya es decir: Suso explica por qué.
2. The Eagle and Child, un pub bastante cutre y pringoso y angosto, pero Tolkien se reunía con amigos allí.
3. La Iglesia del Oratorio de san Felipe Neri, St. Aloysius (como el oso de peluche de Sebastian), hasta 1993 de los jesuitas (y allí estuvo Gerald Manley Hopkins, al que ayudó en su conversión la figura que yo tenía en mente durante toda la visita: Newman).
Y no fue Oxford lo que pensaba: quizá se me había muerto hace tiempo ya. O fue que los miles de niños con mochilas impedían ver lo que pudiera tener de bonito Oxford.
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