Cuando digo mi universidad pienso primero en la USC, donde trabajo.
O quizá también en la de Valladolid, donde estudié y donde hice la tesis. No sé, prefiero no tener que elegir.
En la de Navarra he estado varias veces (varios veranos también), la última en la Clínica Universitaria, en aquella consulta que se me ha quedado grabada por la profesionalidad y sobre todo por el cariño con que me trataron (no, a pesar de lo que quieran hacer creer en algunas películas torticeras, en la Clínica Universitaria de Navarra no quieren que la gente sufra).
La Universidad la comenzó san Josemaría y, como dice en su web, la Prelatura del Opus Dei presta los medios espirituales y pastorales necesarios para que la Universidad pueda mantener y desarrollar su identidad cristiana, un cierto circunloquio a primera vista, pero preciso, porque hay mucha gente trabajando allí que no es del Opus Dei. Yo, que no trabajo allí, pero soy del Opus Dei, la siento muy cerca, claro, y siempre he tenido mucha admiración por el nivel humano y académico que han conseguido, a pesar de tantas dificultades.
Ayer, cuando vi la noticia, me acordé primero de mis amigos del Departamento de Clásicas y luego de los que sigo de allí por sus blogs (¿deformación bloguera?).
Y ha sido un gran milagro que no haya muerto nadie, es un gran motivo para dar gracias. Y no deja de ser un buen cursus honorum: a uno no le hacen bueno el odio de los malos, pero por lo menos está claro que no es cómplice de ellos cuando se ve que le odian.
Y merece la pena echarle un vistazo al buen grupo de enlaces que han recopilado en Vagón-Bar.
O quizá también en la de Valladolid, donde estudié y donde hice la tesis. No sé, prefiero no tener que elegir.
En la de Navarra he estado varias veces (varios veranos también), la última en la Clínica Universitaria, en aquella consulta que se me ha quedado grabada por la profesionalidad y sobre todo por el cariño con que me trataron (no, a pesar de lo que quieran hacer creer en algunas películas torticeras, en la Clínica Universitaria de Navarra no quieren que la gente sufra).
La Universidad la comenzó san Josemaría y, como dice en su web, la Prelatura del Opus Dei presta los medios espirituales y pastorales necesarios para que la Universidad pueda mantener y desarrollar su identidad cristiana, un cierto circunloquio a primera vista, pero preciso, porque hay mucha gente trabajando allí que no es del Opus Dei. Yo, que no trabajo allí, pero soy del Opus Dei, la siento muy cerca, claro, y siempre he tenido mucha admiración por el nivel humano y académico que han conseguido, a pesar de tantas dificultades.
Ayer, cuando vi la noticia, me acordé primero de mis amigos del Departamento de Clásicas y luego de los que sigo de allí por sus blogs (¿deformación bloguera?).
Y ha sido un gran milagro que no haya muerto nadie, es un gran motivo para dar gracias. Y no deja de ser un buen cursus honorum: a uno no le hacen bueno el odio de los malos, pero por lo menos está claro que no es cómplice de ellos cuando se ve que le odian.
¡Gracias!
ResponderEliminarEfectivamente, a nadie le hace bueno el odio de los malos. Pero ese odio no querido también nos permte entendernos mejor a nosotros mismos.
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