Estoy releyendo la trilogía Espada de honor en la traducción de Carlos Villar. He terminado Hombres en armas, leyendo el texto sin más primero, sin pararme en las notas siquiera. Luego he disfrutado de la estupenda introducción que hizo Carlos (que era un año mayor que yo en el Valladolid de nuestro estudios), la persona que más sabe sobre Waugh en España, y he ido mirando las notas, que ayudan mucho a profundizar en aspectos como el histórico contemporáneo: es esta una novela que ayuda a entender como pocas el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, en este caso desde la óptica británica, pero no desde la vulgata oficial que se ha extendido por todas partes: por ejemplo respecto a los acontecimientos en Polonia o la figura de Churchill. También, con lo que había leído recientemente sobre De Gaulle entendí mucho mejor el episodio final de esta primera novela, el desembarco frustrado en Dakar. En conjunto, he notado como nunca antes lo que es sentir miedo de una más que posible victoria alemana, la sensación de inseguridad, de peligro inminente.
Ahora creo que estoy mejor preparado para valorar esta novela, que ya me gustó la primera vez. Es una obra de madurez, una especie de versión más sobria y distanciada de aspectos centrales de Retorno a Brideshead. Aquí tenemos a un protagonista, Guy Crouchback, hombre sin carisma, de esos que sufren las postergaciones, el que queda segundo siempre, por más que intente comportarse honorablemente, como un caballero.
Aquí Waugh aúna su vena humorística con su aire más melancólico: hay episodios graciosos, diálogos muy finos, con sobreentendidos, pero un tono claramente triste, de pesar por un mundo que se zambulle en la tragedia en el peor de los casos o en el tedio en la mayoría de las situaciones cotidianas.
Me ha impresionado mucho la descripción sin concesiones de la vida militar, llena de órdenes y contraórdenes, de desbarajustes, de organigramas para luchar contra la desorganización, de provisionalidad y apariencias de estructuración. Me ha recordado, ahora que lo puedo ya mirar con despego, a lo que viví en la mili: un sistema incompetente que, por desgracia, es el único que podría defendernos en caso de un ataque enemigo. Que no padezcamos la guerra, es lo que queda pedir a Dios.
Ahora, a leer los otros dos volúmenes.

ResponderEliminarRecomiendo, al que pueda verla, la serie de televisión que se hizo en 2001 sobre "Sword of Honour". El novelista William Boyd (que me sigue pareciendo uno de los grandes novelistas ingleses vivos), la adaptó para que ocupase dos episodios de hora y media. Daniel Craig, que encarna a Guy Crouchback, hace ahí uno de los papeles más brillantes de su carrera. Me parece que esta versión ha envejecido mejor que "Retorno a Brideshead".
Gracias, lo buscaré.
EliminarHe leído prácticamente todo lo publicado de Waugh en castellano (Retorno a Brideshead hace cuarenta años) y esta trilogía no logré acabarla, no pasé del segundo título. A mí me desagrada especialmente la vida militar, para evitarla me hice objetor de conciencia, no sé si fue eso o mi estado de ánimo lo que me echó para atrás. Me sobran dedos para contar los libros que he dejado a medio leer.Lo mismo este verano me animo a volver sobre ella y me saco esta espinita.
ResponderEliminarYo también me hice objetor (solamente, como soy bobo, justo después de hacer la mili), así que te entiendo perfectamente. Ahora veo con fascinación esa descripción detallada del caos que es el ejército, que me parece extrapolable a otros aspectos de la vida.
Eliminar¿Después de hacer la mili? Lo tuyo es de traca. Yo me declaré objetor en el noventa y como aún estaba la cosa en sus principios llegué a los treinta, en el noventa y tres y no hice ni la prestación social sustitutoria.
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