viernes, 24 de mayo de 2024

La imaginación como un esclavo fugitivo

De la primera Guía de pecadores de fray Luis de Granada me llamó la atención esta descripción de la imaginación como esclavo fugitivo, como perro, como una bestia salvaje y como un niño mimado:

Pues la imaginación (...) es una de las potencias de nuestra ánima que más desmandadas quedaron por el pecado y menos sujetas a la razón. De donde nace que muchas veces se nos va de casa como esclavo fugitivo, sin licencia, y primero ha dado una vuelta al mundo que echemos de ver adónde está. Es también una potencia muy apetitosa y codiciosa de pensar todo cuanto se le pone delante, a manera de los perros golosos, que todo lo andan probando y trastornando y en todo quieren meter el hocico, y aunque a veces los azoten y echen a palos, siempre se vuelven al regosto. Es también una potencia muy libre y muy cerrera, como una bestia salvaje que se anda de otero en otero, sin querer sufrir sueltas ni cabestro ni dueño que la gobierne. Y demás de tener ella de suyo estas malas mañas, hay algunos que acrecientan su malicia con negligencia, tratándola como a un hijo regalado, al cual dejan discurrir por todas cuantas cosas quiere sin contradicción y sin freno (155-156).

 

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