Como nos habían dicho que en Obarenes había mucho barro, no seguimos hacia allí y continuamos por la carretera unos pocos kilómetros (en un cartel concretaban que estábamos a 35 km del puerto de Orduña y a 85 de Bilbao) y llegamos al monasterio del Espino, donde ya no hay monjes: se celebran allí bodas y convenciones. Al menos la iglesia continúa tal cual. En el retablo estaba la imagen de la Virgen
Dejamos a mi madre de tertulia con unas señoras que estaban sentadas allí fuera y nosotros subimos al castillo, zigzagueando por las calles y luego entre flores, una maravilla:
Las nubes amenazaban y cumplieron su amenaza cuando estábamos en el castillo. Llovió, pero no tanto como para causar un estropicio, así que hasta nos dio luego por visitar el centro del pueblo. aunque yo al principio no quería salir del coche, porque me puede la vagancia, pero el hecho es que en torno a la iglesia había unas casas muy buenas, muy bien conservadas (podéis mirar este enlace, con muy buenas fotos). Al fondo estaban las nubes y más cerca los campos verdes:
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