Como me habían gustado las memorias de infancia de Israel Yehoshua Singer me animé a leer La familia Karnowsky, y eso que era un novela, y larga.
La he disfrutado mucho. Cada cierto número de páginas pensaba en el inmenso placer de leer una novela, que casi tenía olvidado, leyendo esta, atrapado en la acción y sufriendo y sintiendo con los personajes.
Son tres generaciones de una familia: empieza entre judíos polacos de corte tradicional, como tantos que aparecen en escritores como Isaac Bashevis Singer, su hermano, o Scholem Aleichem. De ellos el primer Karnowsky aquí protagonista prefiere irse a Berlín, en pos de un judaísmo ilustrado: la ciudad que describe, en la primera Guerra Mundial y después, se creía el centro de la modernidad, pero en realidad fue el epicentro del derrumbe social y político, con una economía destrozada y reparaciones de guerra abusivas, un racismo rampante, un nihilismo extendido y el dominio de la calle primero de los comunistas y luego de los nazis.
De allí la familia huye a Nueva York: el panorama de los judíos allí, que reproduce el de la dualidad Polonia-Rusia / Alemania o Tradicionalismo / Ilustración, se describe en paralelo con la situación de la población de origen alemán, en buena parte pronazi. Es más interesante porque el libro lo terminó en 1941 (y el autor murió en 1943), cuando no se sabía casi nada de lo que sabemos ahora sobre el Holocausto.
La mayor pega de libro es seguramente la falta de ductilidad de los personajes, a veces demasiado rígidos, con posiciones fijas y con cambios a veces radicales, pero no muy bien explicados.
La traducción parece muy buena: al menos el libro se lee muy bien. Un error que me hizo gracia: hablan de un cementerio de Friedhof (que significa cementerio en alemán)
Hay una reseña muy buena de Luis Daniel González en Bienvenidos a la fiesta.
Pregunta ingenua: ¿cómo un traductor (en este caso dos) que no sabe que "Friedhof" significa "cementerio" puede hacer una traducción muy buena? Un texto español correcto, que suene bien, pero plagado de errores gordos, ¿puede ser una buena traducción?
ResponderEliminarEs una traducción del yiddish, no del alemán propiamente dicho. De todas maneras, me sorprende que se les haya colado eso, aunque puede ser mero despiste. Es lo único que me ha llamado la atención.
EliminarPor tener mucha experiencia de revisión de traducciones (del francés - lengua que muchos españoles creen conocer por haberla estudiado en el instituto o en la universidad) te puedo decir que una traducción en la que se encuentra un error del tamaño de ese "Friedhof", tiene una alta probabilidad de estar plagada de errores. Los despistes de ese tamaño son muy raros. Es como si un traductor del francés hablara "del cementerio de Cimetière". Para que dos traductores y un editor (como mínimo), en una lectura final del libro, no vean ese error, hay que estar muy ciego.
EliminarLa realidad es que en España nadie verifica las traducciones, ningún lector se da cuenta de que hay errores (la capacidad del lector español para tragar barrabasadas es infinita) y a los traductores se les paga tan mal que no les resulta rentable verificar las dudas o revisar con lupa el texto final.
En cuanto a los críticos literarios, yo he visto elogios enormes de traducciones llenas de errores (nunca en España un crítico critica una traducción - entre otras cosas porque no es capaz de verificarla). Elogios, por ejemplo, a una célebre traductora (que recibió varios premios de traducción) capaz de traducir el trivial, en francés, "maison close", que significa burdel, por "casa cerrada", cosa que volvía incomprensible la frase en la que se hallaba la expresión. El libro (muy célebre) en el que se encuentra esa burrada es reeditado desde hace décadas sin que nadie se inmute.
Mucho me temo que lo que dice mezcla algunas verdades con un buen puñado de disparates. Lo primero: no es lo mismo una traducción, como en este caso, de una obra narrativa extensa que, por ejemplo, de un libro de poemas. Lo segundo, un despiste grave, en contra de lo que usted afirma, NO significa necesariamente que la traducción en que aparece "esté plagada de errores". Eso sería como afirmar que basta el error, por ejemplo, de Rubén Darío (en su poema "Estival", incluido en "Azul", 1888), cuando dice que "por el ramaje oscuro /salta huyendo el kanguro"... en plena selva de la India, para afirmar que es, sin más, un mal poeta, o el de Bécquer, también en relación con la India, cuando en su leyenda "El caudillo de las manos rojas" habla un par de veces de "cóndores". Un error, incluso grave, puede cometerlo cualquiera; y la falta de revisión, cuando existe, puede ser igualmente achacable al traductor que al editor.
EliminarExtraña respuesta "à côté de la plaque", como dicen los franceses. Para empezar, ¿quién ha dicho que era lo mismo traducir una novela gorda que un libro de poemas? Para continuar, se nota que el autor de esas líneas no tiene la mínima experiencia en cuestión de traducciones: para él los errores cometidos por los escritores en textos originales son equivalentes a los de alguien que debe traducir un texto ya escrito. Yo le recordaría que estamos hablando de errores producidos por el desconocimiento de una lengua que se debe traducir, que el traductor está pagado por conocerla, que es un especialista al que se le encarga una tarea muy concreta (que yo sepa nadie encargó a Bécquer que escribiera un cuento sobre la India o a Rubén Darío un poema sobre ese mismo país). Y para acabar, tras una sorprendente trivialidad ("un error, incluso grave, puede cometerlo cualquiera"), nuestro amigo repite lo que yo mismo he dejado claro que pienso (y que es otra banalidad), es decir, que la falta de revisión de una traducción "puede ser igualmente achacable al traductor que al editor", como antes había repetido otra de mis afirmaciones: "un despiste grave, en contra de lo que usted afirma, NO significa necesariamente que la traducción en que aparece "esté plagada de errores" - mi frase decía: "una traducción en la que se encuentra un error del tamaño de ese "Friedhof", tiene UNA ALTA PROBABILIDAD de estar plagada de errores."
ResponderEliminar(Dado el tono de la respuesta y su ilógica tan típica, creo saber quién se esconde tras ella: el crítico literario más insoportable de España, al que Miguel d'Ors en sus "Virutas de taller" llama "el Malvado").
Sólo dos precisiones a su diatriba.
Eliminar1) Respecto a mi experiencia en cuestión de traducciones, he publicado DOS libros traducidos, ambos de poetas de lengua inglesa, y ambos favorablemente comentados en diversas reseñas de prensa, destacando sus méritos (los de la traducción).
2) Respecto a su "deducción" acerca de quién soy yo, de nuevo mete la pata. Conozco hace muchos años al crítico al que se refiere, pero desde luego no soy yo. (Como también conozco hace muchos años a Miguel d'Ors, que en repetidas ocasiones ha hablado favorablemente de mi trabajo literario; su aprecio por él, y me consta, es grande).
Un saludo.
¡Cuántas casualidades!
EliminarYa ve. Un saludo, de nuevo.
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