El arte de educar (lo podéis comprar aquí) es un libro precioso, aunque de título un poco limitado, porque trata de eso pero sobre todo es una antología de textos de Pavel Florenski, que abarcan muchos aspectos de su pensamiento.
La hizo en Italia Natalino Valentini y la han traducido al español, para mi deleite. Pavel Florenski siempre dice algo interesante, nunca escribe por escribir, era un sabio y un hombre de enorme inteligencia y bondad, algo casi imposible de imaginar, pero eso es lo que traslucen sus textos. Que sea mártir, algo de lo que estoy seguro, es un motivo más para quererlo y admirarlo.
Solamente recogeré hoy este consejo a una hija suya:
trata de meditar las palabras de los mejores escritores, de penetrar en el texto, en el significado de sus palabras y en los motivos por los que las cosas se dicen de ese modo y no de otro. La filología ha sido definida como «el arte de leer lentamente». Tu objetivo es aprender a leer lentamente: cuanto más lentamente leas, mejor (141).
Es la segunda referencia, casi simultánea, sobre la lectura lenta, después de tantos elogios sobre la velocidad lectora.
ResponderEliminarDa tranquilidad saber que uno no está solo.
Gracias
El texto de referencia es este: https://compostela.blogspot.com/2012/12/aurora-y-la-lentitud.html
EliminarLa otra referencia era vía Luri.
EliminarTodo encaja, claro.
La importancia de la lectura lenta (y la relectura) acabo de experimentarla en carne propia en un taller de un curso de verano al que me apunté. El texto era «El negro artificial», de Flannery O'Connor. La primera lectura me dejó perpleja. En la tercera relectura -hecha lentamente, subrayando e intentando entender por qué las cosas se decían de aquel modo y no de otro- encontré el Cristo en el negro artificial y el jardín del Edén al final del cuento... y eso dio sentido a todo lo demás: transfiguró algo inicialmente ininteligible en un relato del periplo del hombre del pecado a la redención.
ResponderEliminarCreo que nunca me voy a olvidar de la lección.
Gracias por la referencia a Zelenski. Sin duda lo buscaré.
Me alegra especialmente la aplicación del principio a Flannery O'Connor, a la que hay que leer muy despacio y muchas veces: siempre se descubre algo.
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