Hay que irse a las grandes ciudades a ver mundo, gente, las novedades: en Barcelona vi a un pobre a la puerta de una iglesia en la calle Balmes con un cartel en cuatro idiomas en el que ponía su número para Bizum: algo habrá que hacer ahora que ya nadie lleva monedas.
También vi una señora con un carrito de niño, pero para perro. He encontrado que lo venden, sí:
Estuve comiendo con un buen amigo y se nos fue la comida en un suspiro. Yo iba a Barcelona a un homenaje a mi maestro. Era en la UPF y estuve andando desde el metro de Marina por una zona donde estaban construyendo a todo meter edificios modernísimos: la gentrificación que llaman. Me hizo ilusión ver que estaba por allí la sala Razmatazz, de la que tanto había oído hablar en Radio 3, emisora que he dejado de oír: ahora todo es Radio Clásica, que ganó la partida.
En el acto académico se consiguió el milagro de que, con muchos discursos, todos fueran breves y el acto se hiciera corto. Luego, en el aperitivo y la cena, nos pusimos al día de los Estudios Clásicos en España, mirando más al pasado para no tener que mirar al negro presente. Cenamos en un restaurante en la playa, al lado de gente que todavía estaba por la arena, en grupitos.
La verdad es que la humedad en Barcelona hace poco envidiable la vida de sus habitantes, por lo menos de mayo a octubre. Pero hay mucho que aprender allí.
Sin saber yo nada de eso, se me antoja que una reunión de Clásicas en España (o igual en cualquier parte) cada vez se parece menos al congreso de Scott-King y más a algún acto de rebeldía reaccionaria chestertoniana, con todo lo bueno que tienen de sí esos adjetivos.
ResponderEliminarCuriosa la referencia a Scott-King, que parodia un Congreso en el que estuvo Waugh, creo que sobre Francisco de Vitoria. Sí, tuvo algo más de rebeldía reaccionaria chestertoniana, aunque todo muy comedido.
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