Un sueño hubiera sido tener la Biblia traducida por san Juan de Ávila, san Juan de la Cruz, santa Teresa: ¡hubiera sido una maravilla! De la primera versión del Audi, filia son estos versículos preciosos, traducidos a ese español maravilloso del XVI. Pongo tres pasajes de Isaías:
¡Oh vanidad para burlar de los que de linaje presumen!, pues que todas las ánimas Dios las cría, que no se heredan, y la carne que se hereda, es cosa para haber vergüenza y temor. Digan los tales lo que Dios dijo a Esaías: Da voces. ¿Y qué diré a voces?, dijo Esaías. Respondió el Señor. Que toda carne es feno, y toda su gloria como la florecilla del campo (Is. 4.6; OC 1.511.10).
Aquí me he pasado copiando texto, pero es que en medio hay una explicación sobre el hisopo que no podía no recoger. Si os parece muy largo, leed al menos los versículos, que he resaltado en negrita y cursiva:
Y aunque Dios dice al pecador: Aunque tú te laves con salitre e yerba de jabón no serás limpio, mas dando a entender que había de enviar remedio para esta mancha, dice en otra parte: Si fueren vuestros pecados como la grana, serán blanqueados como la nieve. Y si fueren bermejos como sangre con que tiñen carmesí, serán blancos como lana blanca (Is. 1.18). Muy bien creía esto David cuando decía: Rociarme has con hisopo, Señor, y seré limpio, lavarme has y seré emblanquecido más que la nieve (Sal. 50.9). Hisopo es una yerba pequeña y un poco caliente, y tiene propiedad para purgar los pulmones por do resollamos. Y esta yerba juntábanla con un palo de cedro como vara, y atábanlos con una cuerda de grana dos veces teñida, y a todo junto decían hisopo, con el cual, mojado con sangre y agua, y otras veces con agua y ceniza, rociaban al leproso y al que había tocado cosa muerta y con aquello era tenido por limpio. Muy bien sabía David que la yerba ni el cedro ni la sangre de pájaros y animales ni el agua ni ceniza no podían dar limpieza en el ánima, aunque lo figuraban. Y por eso no pide a Dios que tome en su mano este hisopo y le rocíe con él, mas dícelo por la humanidad y humildad de Jesucristo nuestro Señor, la cual se dice yerba, porque nacía de la tierra de la bendita Virgen María, y porque nació sin obra de varón, como la flor nace en el campo sin ser arada ni sembrada. Y por eso dice: Yo soy flor del campo (Cant. 2.1). Esta yerba se dice pequeña, por la bajeza que en este mundo tomó hasta decir: Gusano soy y no hombre, deshonra de hombres y desprecio del pueblo (Sal. 27.1 OC 1.521.18).
Y mirad cómo traduce este versículo, en la segunda versión del Audi, filia:
por el pequeño sauce crecerá la haya; y por la ortiga crecerá el arrayán; y será el Señor nombrado en eterna señal, la cual nunca será quitada (Is. 55,13 OC 1.622.4)
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