Ayer salí de Santiago por primera vez en tres meses. Fue una delicia: estuve en Ribeira, Palmeira y en Boiro, en concreto en un lugar que hay allí que se llama
Egipto (o Exipto, con una placita en la que han puesto una
minipirámide).
Vi el mar, que no echo de menos, porque nunca he vivido cerca, pero que me alegra siempre ver. Muy azul, muy limpio, como el cielo.
Estaba Galicia a reventar de verdes, de flores, de verdura y de verduras, también de frutos y frutas, como estas manzanas todavía pequeñas:
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