lunes, 7 de octubre de 2019

Por Italia 25 - Florencia 9 - Por los Uffizi 1 - Piero

El primer domingo en Florencia estuvimos en los Uffizi. Nos centramos, claro,  en el Quattrocento: Piero della Francesca, Ghirlandaio, Hugo van der Goes.
Entrar en los Uffizi es un follón: aun evitando las colas, hay que pasar por varios controles, el de seguridad, otro de no sé para qué y todo para encontrarse una escalera tremenda; o, como descubrí después, un único ascensor mínimo para pelearse por entrar con con otros guiris como yo. Yo acabé con conatos de cabreos casi todas las veces que estuve: menos mal que ahora estoy en una fase de mi vida de muy buen rollo, que si no, no sé qué habría pasado.
Había demasiada gente: yo coqueteé con la posibilidad de impedir la entrada a colectivos determinados, de modo que yo siempre pudiera entrar y la mayor parte de la gente no. Ya, ya sé que esto no suena bien. Por otro lado, la entrada eran 20 euros. Yo opté por pagar la anual, de 70 euros, para Uffizi y el Palacio Pitti, así que pude ir viendo los dos museos en unos cuantos días, no de un único atracón, aunque no me salió la cosa barata. Pero para qué es el dinero sino para cosas como esta.
Por lo demás todo en el edificio era como viejuno. Están renovando salas, en concreto las de Rafael, Leonardo (menudos ñordos tienen allí, por cierto) y Miguel Ángel, pero todo lo demás es como de hace 30 años, en lo museográfico, digo.
La parte más clásica del edificio tiene la gracia de que están las pinturas junto a obras destacadas de escultura clásica, muy buenas, que fueron coleccionando los Médici desde el Renacimiento. Por el borde de arriba de la pared hay una colección interminable de retratos de figuras destacadas de la historia, malejos, pero todos juntos tienen hasta su gracia. Y las vistas, ver san Miniato al fondo, con el Arno debajo: ah, eso es otra cosa.

Entramos, a la vez que trescientos mil chinos, en la primera sala del Quattrocento. En el medio estaban los retratos pareados de Federico de Montefeltro y su mujer, en cuyo palacio de Urbino acabábamos de estar y cuya tumba acabábamos de visitar. Y pintados por Piero de la Francesca:

Fotos con su Sitz im Leben:




Los dos:

[wikimedia]

Este es Federico de Montefeltro, al que serraron la parte de arriba de la nariz:


Su mujer, Batista Sforza


Por detrás, este pasaje maravilloso y el carro que los lleva a cada uno. A ella, unicornios:


A él, con la misma armadura de la pala de Brera:

[wikimedia uno y dos]

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