Variaciones a Azúa

Ayer hacía Azúa su columna con sus preferencias electorales. Yo también lo haré, empezando por copiar sus inicios de párrafo:

-No voy a votar al PP, aunque a mí lo de la corrupción no es un motivo que me mueva, realmente. No sé si es manga ancha (lo sería entonces también con el PSOE), o realismo político. Si yo no fuera así, votaría siempre por partidos nuevos, por el mero hecho de que no se han dado de morros en sí mismos con la realidad de la codicia del ser humano, y con ello yo demostraría una gran ingenuidad: uno no estudia Filología Clásica para no tener un mínimo de perspectiva histórica sobre la naturaleza humana. No voy a votar al PP, pero porque con Rajoy, Soraya, Montoro y Villalobos la ficción de un partido con ideas y deseos de mejorar las cosas se hizo imposible; aunque ya no estén, todavía proyectan su sombra. ¿Yo, centro socialdemócrata? no, no.

-Tampoco puedo votar al PSOE. Me produce repulsión ética, estética y hasta en su retórica.

-Imposible votar a Podemos por pura sensatez.

-Los de Vox son demasiado puros para mi pobre espíritu, tan atribulado que ya no admite más que mezclas. La pureza me asfixia. Sólo puedo respirar el aire cargado de mercurio de las ciudades. Para colmo, no trago a Manolo Escobar. Aquí es donde yo no estoy de acuerdo con Azúa: yo no me pondría a escuchar a Manolo Escobar, pero no puedo decir que no lo trago. Tampoco oiría las canciones de los Nikis, la verdad: de Vox me separan algunas cuestiones estéticas, pero las veo como secundarias, puedo pasarlas por alto. Yo también amo el aire impuro de las ciudades y veo en el núcleo del pensamiento de Vox un conservadurismo respetuoso con la naturaleza humana y un revulsivo que quizá consiga sacarnos de un consenso socialdemócrata cada vez más asfixiante.

-Así que me quedo con Ciudadanos. No, no: yo les tengo simpatía, pero no tanta como para votarles. Quizá estéticamente esté muy cerca de ellos, al menos superficialmente, pero no, no, a Ciudadanos no les votaría.