Este mes de agosto lo he pasado al lado del mar, por primera vez. Sin haber pisado casi la playa, ahora entiendo por qué la gente quiere estar cerca de la costa en Galicia: hace una temperatura más suave y puedes ver el mar, lo puedes ver a diario incluso.
Yo, en realidad, buena parte del tiempo la he pasado leyendo y con fondo de Radio Clásica. En un sillón, claro: no se puede leer tirado en el suelo. Por la ventana veía pinos entre rocas de granito.
Casi no me he movido de la casa. Una ventaja de eso es que este año no voy a pasarme hasta febrero poniendo fotos de cuadros o iglesias: eso que me ahorro, ay, y eso que os ahorro.
El chamizo donde he estado:
De noche, cada noche, había película:
Bienvenido de vuelta, aunque sea sin fotos. Esas de la ría ya por sí solas valen un potosí.
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