Ya en el siglo XIII se ponían melancólicos con las ruinas. Esto es lo que pasa cuando Alejandro llega a Troya en el Libro de Alexandre:
Y como no podía ser de otra manera, todo esto ya estaba en la propia antigüedad clásica: el lamento por Troya en los poetas latinos lo comenta Michael C. J. Putnam en este artículo en pdf. Recoge ahí esto de Lucano de que esos lugares de Troya son sombras ahora, pero cargadas de lo que han contado los poetas de ellos:
Desent' vino a Troya, la mal aventurada,Pongo la paráfrasis que hace en su edición Juan Casas:
la que los sus parientes hobieron asolada;
veyé fiera labor toda desbaratada:
¡faziés maravillado de cosa tan granada!
Maguer que yerma era desfecha e quemada,
parecién los cimientos por donde fuera poblada;
veyé que Don Homero non mintiera en nada:
todo cuanto dixiera fuera verdat probada (322-323).
A continuación llegó a la desventurada Troya, / la que sus antepasados habían asolado; / veía un arduo trabajo totalmente destruido: / ¡se maravillaba de algo tan grandioso!A mí me pone melancólico el recuento de trabajos baldíos, de frustración, aunque a la vez me alegra que le dé tanto la razón a Homero y lo trate de usted, como debería ser.
Aunque estaba deshecha, yerma y quemada, / se advertían los cimientos por donde había sido habitada; / veía que el señor Homero no había mentido en nada: / todo cuanto había dicho era verdad comprobada.
Y como no podía ser de otra manera, todo esto ya estaba en la propia antigüedad clásica: el lamento por Troya en los poetas latinos lo comenta Michael C. J. Putnam en este artículo en pdf. Recoge ahí esto de Lucano de que esos lugares de Troya son sombras ahora, pero cargadas de lo que han contado los poetas de ellos:
multum debentes vatibus umbras
sombras que deben mucho a los poetas (9,963).
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