miércoles, 2 de mayo de 2018

Bondades de la apologética

Creo que este texto hace un buen pendant con el de ayer. La cuestión de La fe y la razón le da a Newman para trescientas páginas y no sobra ni una, pero al menos aquí os doy bocados escogidos.
En este sobre las pruebas apologéticas explica que aunque pueden tener sus peligros, prestan quizá un gran servicio:
Los despreocupados en materia religiosa puede que se sobresalten ante ciertos signos como se alarmarían ante un milagro, por más que ello no sea una condición necesaria para creer. Las pruebas apologéticas sirven también a menudo de piedra de toque de la honradez del alma; su rechazo es la condenación de los incrédulos. Por su parte, también las personas religiosas sufren a veces la perplejidad y la desorientación; se sienten hostigadas por las objeciones; ven dificultades que no pueden resolver; son presa de un espíritu demasiado sutil o angustiado. En tales circunstancias, las diversas pruebas a favor del cristianismo serán para ellas un punto de apoyo, un refugio, un estímulo, un lugar de referencia para reanimar la fe, un don de la providencia divina; e incluso en el caso de los cristianos más sólidos son una fuente de gratitud y de respetuosa admiración, y un medio de confirmar su fe y esperanza. No hay nada que decir contra el uso de las garantías racionales por este motivo; y mucho menos puede ninguna mente sensata caer en la noción disparatada de que en el fondo no hay en absoluto ninguna prueba que avale la profesión del cristianismo o de que no es lícito requerirla.

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