Ahora que están los días tan oscuros (y no me quejo, eh, que tiene que llover*) es hasta entretenido pensar en la excursión que hicimos desde Jerusalén al desierto de Judea.
Os voy a contar mi experiencia del desierto: salimos del microbús en Masada a las 9 de la mañana y ya hacía un calor respetable. Arriba, por las excavaciones, íbamos como en un película de guerra: corriendo de sombra en sombra.
Mi admiración por san Juan Bautista ha crecido exponencialmente: vivir en ese desierto es un signo tan grande que me deja absolutamente sin palabras.
Lo más tremendo fue cuando nos acercamos al Jordán, por un camino alambrado para evitar las zonas de minas de los antiguos ocupantes jordanos. Eran las tres de la tarde y el sol caía a plomo como nunca he notado yo caer a plomo el sol. Era un brillo cegador, como que estuvieras metido en una bañera hirviendo y rodeado de focos. Pues ahí estaba san Juan, un signo más cegador que el sol aquel día.
Comimos junto al Mar Muerto y ni se me pasó por la cabeza ir a bañarme. Nos contaron que la sensación era como la de una croqueta friéndose en un baño de aceite y así quién se anima. Vamos, que no sé qué se siente flotando en el agua salada.
En Jericó nos llevaron a ver el Tell que han excavado y tiene estratos de hace 11000 años: lo mismo me dio. Yo quería volver al microbús a refugiarme de aquel calorón.
Así que cuando oigo lo de «hacer la experiencia del desierto» pienso: yo ya la he hecho y no.
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*Aprovecho para explicar que no estoy "en contra del cambio climático", como me habéis dicho algunos ("porque tú, como estás en contra del cambio climático" y puntos suspensivos). Yo estoy a favor de lo que digan los datos. Si ahora hace una temperatura media más alta que hace diez años, así será. Otra cosa es que crea que eso es debido a la acción humana; ahí me refugio en un (creo que saludable) escepticismo: y si vienen Gore, Obama y Macron a convencerme de lo contrario, mejor que se busquen a alguien que me merezca un mínimo de confianza. Al menos no estoy muy a favor de que se gaste dinero en eso: que lo den para ayudar a que en África y Asia salgan de la pobreza; y luego que me cuenten.
Os voy a contar mi experiencia del desierto: salimos del microbús en Masada a las 9 de la mañana y ya hacía un calor respetable. Arriba, por las excavaciones, íbamos como en un película de guerra: corriendo de sombra en sombra.
Mi admiración por san Juan Bautista ha crecido exponencialmente: vivir en ese desierto es un signo tan grande que me deja absolutamente sin palabras.
Lo más tremendo fue cuando nos acercamos al Jordán, por un camino alambrado para evitar las zonas de minas de los antiguos ocupantes jordanos. Eran las tres de la tarde y el sol caía a plomo como nunca he notado yo caer a plomo el sol. Era un brillo cegador, como que estuvieras metido en una bañera hirviendo y rodeado de focos. Pues ahí estaba san Juan, un signo más cegador que el sol aquel día.
Comimos junto al Mar Muerto y ni se me pasó por la cabeza ir a bañarme. Nos contaron que la sensación era como la de una croqueta friéndose en un baño de aceite y así quién se anima. Vamos, que no sé qué se siente flotando en el agua salada.
En Jericó nos llevaron a ver el Tell que han excavado y tiene estratos de hace 11000 años: lo mismo me dio. Yo quería volver al microbús a refugiarme de aquel calorón.
Así que cuando oigo lo de «hacer la experiencia del desierto» pienso: yo ya la he hecho y no.
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*Aprovecho para explicar que no estoy "en contra del cambio climático", como me habéis dicho algunos ("porque tú, como estás en contra del cambio climático" y puntos suspensivos). Yo estoy a favor de lo que digan los datos. Si ahora hace una temperatura media más alta que hace diez años, así será. Otra cosa es que crea que eso es debido a la acción humana; ahí me refugio en un (creo que saludable) escepticismo: y si vienen Gore, Obama y Macron a convencerme de lo contrario, mejor que se busquen a alguien que me merezca un mínimo de confianza. Al menos no estoy muy a favor de que se gaste dinero en eso: que lo den para ayudar a que en África y Asia salgan de la pobreza; y luego que me cuenten.
¿Te merece un mínimo de confianza el papa Francisco?
ResponderEliminarSi te refieres a la Laudato sì, me quedo de ella con la idea general del respeto de la creación. Ahí se remite al consenso científico a favor del efecto humano en ello, pero yo prefiero seguir en el escepticismo.
ResponderEliminarQué cegadora entrada te ha quedado, el día de santa Lucía...
ResponderEliminar¿A qué te refieres con lo de la expresión de "hacer la experiencia del desierto"? No lo había oído, creo.
Yo creo que es de ámbitos clericales y/o espirituales: es como pasar por un periodo de soledad, de "experimentar el vacío". Algo así debe de ser.
EliminarMira tú, qué de cosas aprendo en este blog...
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