Leí Manzanas robadas, el último libro de poemas de Miguel d'Ors un poco deprisa, porque se lo «tomé prestado» a quien lo había cogido primero y no he podido ni releerlo ni copiar nada (aquí tenéis algunos versos). Lo que más me me llamó la atención fue la repetida mención del color de las hojas de los castaños en primavera, porque me había estado fijando y era, es verdad, especial.
Estos días ya estamos con los ¿estambres? / ¿flores?, esa especie de estrellas que cubren los castaños y los convierten en árboles de navidad.
¡Y cómo huelen, con un olor denso que para mí es casi "animal", como de ropa de deporte bien trabajada! El nombre popular, mucho más agradable, es "candelas". Son inflorescencias: grupos de flores masculinas, cada una con varios estambres, y apenas nada más; pero para qué vamos a ponernos pedantes, cuando lo que importa es el verde.
ResponderEliminarPor cierto, en tu última foto: dice el refrán que "Polo San Antón (ejem, ejem; ayer) ourizos coma botóns"...
Es un olor muy fuerte, sí.
EliminarY sí que me acordé ayer de tu santo, aunque con lo de "Antón" siempre me entran dudas, por el Santo Abad de enero, que te pega más (por los animales).