Primero estuve unos días oyendo repetidamente las partes corales, luego oí la obra entera una vez y luego en una versión con traducción (al italiano, no encontré otra) me enteré del texto.
Es porque en Radio Clásica hicieron un ciclo de homenaje durante dos meses. Oí casi el último programa de vuelta de Burgos y la presentadora contó que a Adorno le parecía Sibelius lo peor. De Adorno solo he leído (repetidamente) la frase de Auschwitz y la poesía, que nunca me gustó. Ahora me fastidió enterarme de eso, así que Adorno, ahí te quedas, no leído para siempre.
[Aquí los dos programas que le dedicaron a Kullervo]
Lo próximo es encontrar el texto y cantar a la vez. Ahora lo que más me gusta es el final, tan triste, tan trágico, tan dolorido. Este:
[buscando me he encontrado el texto original de esta parte y también traducido al castellano, en este blog que le dedica un montón de espacio a explicar esta obra]
Por poder cantar en medio de un coro lo de Kullervo Kallervon poika («Kullervo hijo de Kallervo»), en finés, daría un dedo. Y por cantar las partes del barítono, un brazo.
Obra que desconozco, aunque aprecio muchísimo a Sibelius. Espero que hayas oído también Das lied von der erde (el canto de la tierra), de Mahler. Sobre Adorno habría que repetir lo de que algunas veces dormita el buen Homero.
ResponderEliminarPues yo hice varios intentos por leerme un libro de Adorno sobre estética, y nunca conseguí pasar de la primera página, porque me empeñaba en entender qué quería decir y no lo conseguía. Luego me enteré de que Adorno es uno de los máximos exponentes de la escuela marxista y entendí por qué no había entendido.
ResponderEliminarConcuerdo mucho con el sentimiento de dar cualquier cosa por formar parte de un "performance" grandioso. En mi caso se trataba del Anillo de Wagner, pero este Kullerbo también está muy bien.
Saludos