lunes, 4 de enero de 2016

Casi dos días en Lisboa 14

Al Gulbenkian fui de rebote; yo solo tenía previsto ir al Museo Nacional de Arte Antiguo, porque, por mucho que me pese, tiro a estatista (no a estadista) y miro con sospecha inconsciente lo privado. También por eso me alegré tanto de que me gustase tantísimo.
Me alojaba en la plaza Marqués de Pombal y vi que al MNAA había un autobús. Eso fue lo que vi de Lisboa: el recorrido de ese autobús hasta los Jerónimos. Allí me bajé, vi la portada, me confirmó en mis sospechas previas contra el estilo manuelino, me di la vuelta, me acerqué al monumento de los Descubridores y no pude pasar por la vía del tren. Me volví, compré pasteles de Belem, saludé en mi imaginación a la torre de idem y me subí de vuelta al Museo.

A primera hora fui a una iglesia cercana, san José de los carpinteros, con azulejos en las paredes muy bonitos. Aquí los desposorios:



Aquí con el niño Jesús en la cuna, antes de huir a Egipto:




Y aquí en la huida misma. Si tuviera tiempo comentaría los textos latinos. Aquí lo señalan como Atlante:


Aquí santos josefinos. Entre ellos, santa Teresa de Jesús:


Y aquí la buena muerte de san José:



En la plaza del marqués de Pombal había una estatua brutal del prócer. Se la hicieron justo cuando en España expulsaban a los jesuitas por segunda vez. Me hizo hasta gracia que en la gran lista de sus logros campeara primero justamente eso, la expulsión:









Entre carpinteros y añbañiles lo poco que vi de Lisboa, pues.

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