Hoy, por la fiesta, podemos pararnos ante este cuadro de Carpaccio en el Gulbenkian, como me paré yo, de primeras perplejo, pero poco a poco atraído a la escena: han crecido los donantes hasta llegar a un tú a tú que, por ser hoy, nos podemos tomar por las buenas. Tampoco nosotros mereceríamos estar en el portal, ni a la altura del Niño, la Virgen y san José, pero el hecho es que nos han invitado allí. Y para colmo, la simetría de la composición gana, y la armonía del conjunto.
Pongo dos fotos, esta del propio Museo
Y esta de esta web. Ninguna está a la altura. Las demás son mías y son muy malas, sí.
No es una mirada perdida la de san José, ni mucho menos:
Aquí el pobre Niño, ofrecido en el medio (y la firma del autor)
La pobre comitente debió de pensar: «Mi marido otra vez con sus delirios de grandeza nos ha puesto a los dos aquí delante -y toda la gente mirando»:
En segundo plano, los Reyes Magos van acercándose:
Leí luego que está en la línea de los venecianos como Giorgione en ese tipo de paisaje sereno. Sí, qué gran paisaje, a pesar de los reflejos que me salieron:
Precioso, Angel.
ResponderEliminarFeliz Navidad.
Un abrazo
son un auténtico comentario 'de textos' esas fotos menudas
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